Al principio parece un accidente. Tras una discusión, viene el primer golpe. Y con él, el primer pedido de perdón. Y por amor, se perdona. Luego comienza a hacerse habitual. Y la autoestima baja, porque la víctima es culpada de causar el acto violento. El ciclo se repite una y otra vez. Hasta que la mujer rompe el ciclo y se aleja de su pareja, refugiándose en su familia. O hasta que, lamentablemtente, un golpe más fuerte que de costumbre provoca un trágico final.
La vioencia de género es un problema que existe en nuestra sociedad. Los medios dan parte casi semanalmente de mujeres asesinadas por sus parejas, actuales o anteriores, quienes o no pudieron alejarse a tiempo o no han sido protegidas correctamente.
Uno de los mayores enemigos es el silencio. El silencio de las propias víctimas que no denuncian al agresor ni siquiera ante sus familiares, y el silencio de la sociedad que elige "no meterse" en asuntos espinosos. En las redes sociales, muchas veces se comparten chistes, vídeos graciosos, pero ante un enlace a una nota sobre estadísticas de mujeres asesinadas por sus parejas, asombra el mutismo. ¿Miedo? ¿Falta de compromiso? Algunas personas pensaran que no les va a ocurrir nunca algo así, pero ninguno de nosotros estamos exentos de que la violencia de género llegue a nuestras vidas. Las muertes no le ocurren únicamente a las protagonistas del informe del noticiero del mediodía. Les ocurre a mujeres reales, que viven a la vuelta de la casa de alguien, cualquiera de nosotros, ignorantes de su realidad, pero muchas veces partícipes involuntarios de ella, ya que el violento no se preocupa que sus golpes y gritos se escuchen más allá de sus cuatro paredes.
Comenzar a participar en estos debates será un buen signo de madurez, no personal, sino a nivel ciudadana. Cada persona que comprenda que su bienestar depende tambien del bienestar del otro, hará que esta sociedad sea más justa, más igualitaria y mucho menos violenta.
La vioencia de género es un problema que existe en nuestra sociedad. Los medios dan parte casi semanalmente de mujeres asesinadas por sus parejas, actuales o anteriores, quienes o no pudieron alejarse a tiempo o no han sido protegidas correctamente.
Uno de los mayores enemigos es el silencio. El silencio de las propias víctimas que no denuncian al agresor ni siquiera ante sus familiares, y el silencio de la sociedad que elige "no meterse" en asuntos espinosos. En las redes sociales, muchas veces se comparten chistes, vídeos graciosos, pero ante un enlace a una nota sobre estadísticas de mujeres asesinadas por sus parejas, asombra el mutismo. ¿Miedo? ¿Falta de compromiso? Algunas personas pensaran que no les va a ocurrir nunca algo así, pero ninguno de nosotros estamos exentos de que la violencia de género llegue a nuestras vidas. Las muertes no le ocurren únicamente a las protagonistas del informe del noticiero del mediodía. Les ocurre a mujeres reales, que viven a la vuelta de la casa de alguien, cualquiera de nosotros, ignorantes de su realidad, pero muchas veces partícipes involuntarios de ella, ya que el violento no se preocupa que sus golpes y gritos se escuchen más allá de sus cuatro paredes.
Comenzar a participar en estos debates será un buen signo de madurez, no personal, sino a nivel ciudadana. Cada persona que comprenda que su bienestar depende tambien del bienestar del otro, hará que esta sociedad sea más justa, más igualitaria y mucho menos violenta.
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