... Reconozco que no es un recuerdo simpático ni agradable, que fue una época nefasta y una guerra inútil, que se llevó la vida de tantos pibes argentinos. Pero ayer, fiesta patria, hubo algo en mi cabeza que comenzó a darme vueltas hasta hoy.
Mal que nos pese, en ese acto, brillaron las banderas con NUESTROS COLORES. Hasta donde sé (y si alguien que haya participado de ese acto, y sabe que no fue como estoy diciendo, por favor, que me lo diga así rectifico esto, ya que yo contaba con 12 años en ese momento) esa marea de gente fue por voluntad propia. Sin choripanes, sin vaso de gaseosa, sin plan o subsidio mediante. No la llevaron en colectivos contratados (el costo de ese acto no creo que pueda contarse en dinero, sino en vidas humanas). Sin embargo, y más allá del temor que pudiera imponer negarse a participar de un acto realizado por las fuerzas armadas dominantes en esos días, la gente, el pueblo, nosotros, festejamos.
Sí, festejamos que un loco, borracho, dijera que íbamos recuperar un territorio nacional mediante una guerra absurda. Nos llenó de triunfalismo, aunque dos meses más tarde, la vida nos dio un cachetazo inolvidable.
Pero, insisto, esta imagen tiene la fuerza de que muchos estuvieron ahí porque quisieron, no porque los llevaron como ganado, para aplaudir a alguien a cambio de nada...
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