jueves, 19 de septiembre de 2013

Tras la huella de Dulce Catalina



Hace tiempo que deseaba escribir lo que me transmite Graciela Petersen, una mujer que descubrí por la red social Facebook un día,  hace mucho tiempo, y que atraviesa uno de los peores dolores del mundo. Perder a un hijo. Sin embargo, ella no perdió a su beba como muchos están imaginando, a Graciela le robaron a su niña apenas nacida, el día 4 de febrero de 2010, cerca de Rosario, provincia de Santa Fe, en la República Argentina.

Recuerdo que su historia llegó a los medios a través de una denuncia por la desaparición de una mujer embarazada en las cercanías de un supermercado. Luego, por esas cosas que tiene la justicia argentina, su historia se tergiversó, muchos no le creyeron lo que contaba y, como todo, el caso se fue diluyendo hasta "desaparecer" (esa otra desaparición de la que he hablado ya en otra de mis notas), como desapareció Dulce Catalina.

Pero lo que quiero contar es la otra historia, la que leo cada día en el muro de Graciela, en donde su dolor y tristeza traspasa la pantalla y conmueve su persistencia en la búsqueda de su hija. Graciela le escribe a Caty casi siempre, contándole cosas cotidianas, explicándole cómo va la causa, alguna novedad que suceda en los tribunales. Graciela, cada noche, le manda besitos y abrazos a esa beba que está tan lejos y, al  mismo tiempo, tan cerca. Ella le transmite un amor inmenso con la esperanza de  que esos besos y esos abrazos se concreten algún día.

 Esta mamá, que tiene otros seis hijos, a veces se siente tan devastada por la lentitud de la justicia que se sienten sus lágrimas cuando tras varios días de no aparecer por su muro de Facebook, le pide disculpas por no escribirle, y le cuenta (nos cuenta) de esa bronca que se acumula cuando se siente maltratada por quienes deberían hacer algo para encontrar a su beba, cuando relata que al realizar un identikit, la informática no permite agregar detalles, como una barba, cambiar un corte de pelo, envejecer una imagen, como para imaginar qué aspecto podría tener hoy quienes se apropiaron de su beba recien nacida.

Se me hace incomprensible que ESTA justicia, en ESTE gobierno, a quienes tan caros son los términos "desaparecidos", "robo de bebés", "apropiación ilegítima" no crean en la historia de Graciela Petersen, y hayan dejado pasar más de tres años sin hacer nada por recuperar a la criatura y devolverla a su familia.

En su inmenso amor, Graciela escribió una carta a esa mujer que hoy tenga a la niña, tal vez ignorando que es robada, pidiéndole solamente que se contacte, asegurando que si se comunica con ella no hará denuncias, porque esta mamá con un enorme corazón comprende que quien hoy tiene a Dulce Catalina ame realmente a la niña...porque tiene bien en claro que la beba ha crecido con esas personas, creyéndolas sus padres y queriéndolos como tales...

La imagen que acompaña a este escrito es de la familia de Graciela Petersen, en ella están sus hijos, su esposo y los abuelos de Caty. Le pedí autorización para publicarla con la esperanza de que alguien, tal vez esa misma "mamá" que hoy tiene a su lado a una beba que no nació de su vientre y desconozca su procedencia real, vea algún rasgo, algún gesto, un parecido y recapacite. Dulce Catalina no fue dada en adopción, su mamá no la regaló, no la vendió ni la dejó abandonada en ninguna parte. Dulce Catalina fue (es) una beba arrebatada a una mujer que, desde el 4 de febrero de 2010, grita por su hija, grita su historia y sólo pide tener a su niña en sus brazos, poder darle todos esos besos y abrazos que desde el día que la arrancaron de su viente no pudo ni le dejaron darle.

Si sos mamá, imaginate esa situación con uno de tus hijos...hacé que esta nota vuele a todo el planeta, porque lamentablemente en Argentina nuestras fronteras están abiertas a que cualquier niño sea robado y vendido, sin que a nadie le llame la atención. Porque Dulce Catalina puede ser cualquier niño que, como Sofía Herrera, la chiquita de Tierra del Fuego, un buen día desapareció y nunca más se supo de ella.

Quisiera un día que Graciela, en su muro de facebook, nos cuente que le dio realmente muchos abracitos de oso a Caty, y que nos diga cómo la niña de devuelve esos abracitos y esos besos que ella le manda cada noche. Que nos cuente cómo duerme, cómo respira, qué travesuras hace. Ayudemos a una mamá a encontrar a su hija...Hagamos que la Justicia comprenda de qué lado tiene que estar...Como dijo el papa Francisco...hagamos lío, y que esta carta vuele hasta que aparezca Dulce Catalina!!!!

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