Todos leemos o escuchamos en los distintos medios de comunicación que muchos miembros de los distintos estamentos gubernamentales se llenan la boca hablando de "derechos". De los derechos que todos tenemos como ciudadanos y miembros de una comunidad.
¿Pero qué pasa cuando esos derechos se ven vulnerados permanentemente? ¿Qué ocurre cuando el mismo Estado que habla de "derechos" no los respeta o no los hace cumplir?
Leo en un medio local que un hombre asesinó brutalmente a su hijo de cinco años a golpes. Y en otro medio local escucho que algunos vecinos denunciaron la violencia a la que este ¿hombre? sometía a esa criatura. Y que al concurrir una asistente social, el sujeto impidió el ingreso de ésta al domicilio. La historia tuvo un fin lamentable para Braian, quien no tenía ninguna forma de defenderse y de hacer cumplir esos famosos derechos.
Hace algunos años todos los marplatenses fuimos testigos de un hecho de casi similares características. Lucerito, o Micaela Abigail, habia sido abandonada por sus padres en el hospital en donde nació. Fue derivada a hogares de tránsito y un día su madre reclamó su tenencia en circunstancias que para muchos continúa siendo un misterio. Como se "prioriza el lazo biológico" (palabras textuales dichas por una secretaria de un juzgado de menores a mi persona hace algun tiempo), Lucerito fue entregada a sus progenitores y estos, por razones que no vienen al caso, la asesinaron, cruel y salvajemente. Se entregó una niña a una pareja cuyo hijo tenía ingresos al hospital con lesiones de vieja data (todo esto leído en distintos medios de la ciudad). Lo mismo que con Braian, Lucerito no pudo ejercer sus derechos, esos que tan bien escritos están, pero que por alguna razón no se cumplen.
Ezequiel viajó con su familia desde Misiones. Le habían prometido trabajo a su padre, vivienda y educación a sus hijos. Sin embargo, la empresa lo condenó a pagar el traslado y la vivienda y el niño tuvo que trabajar manipulando agroquímicos. Hace dos años fue filmado por una ONG que combate el trabajo esclavo, fue transmitido por algún medio y, como lo urgente se impone a lo importante, alguna otra noticia de último momento metió debajo de la alfombra la gravedad de la situación padecida por esta y muchas familias. Ezequiel murió sin poder ejercer sus derechos y sin tener derecho a réplica.
La noticia está en un medio de tirada nacional. Una importante empresa de productos agrícolas tiene personas trabajando en forma esclava, entre ellos, niños y adolescentes. Bajo la promesa de trabajo y vivienda digna, los encierran como en campos de concentración y les descuentan sumas abismales por los alimentos, mientras les pagan sueldos miserables. La ignorancia de muchas personas es caldo de cultivo para este tipo de empresas que, hipócritamente, se llena los bolsillos con la miseria ajena. No quita que un caso como el de Ezequiel se repita, y que otro chico muera sin poder hacer cumplir sus derechos.
El derecho que todo niño tiene a la salud, a la educación o a la vida, son permanentemente vulnerados y olvidados por muchos miembros de nuestra sociedad que tienen el poder y la capacidad para hacerlos cumplir. Para que una sociedad crezca justa y sana, desde el mismo Estado deberían reformularse todas las pautas que hacen que un menor quede desprotegido y en riesgo de vida. Si los padres no tienen capacidad de criarlos o ejercen la violencia con ellos, debería buscarse la forma de que esos niños queden al resguardo de personas responsables que les den amor, cariño y protección. O si por cualquier medio se denuncia el trabajo de menores, los mismos tribunales de menores deberían tener el poder suficiente como para actuar y retirar a estos chicos y, en consecuencia, que sus padres tengan un trabajo digno y pago, con sus salarios y beneficios.
Tenemos, como sociedad, derecho a ejercer nuestros derechos, y la obligación de hacerlos cumplir. Que la Declaración de los Derechos del Niño no queden como una bonita lista de buenas intenciones.
Los gobernantes a los que aludis, en los que yo incluyo legisladores, firmaron, adhirieron e instalaron la convención de los derechos del niño entre gallos y medias noches como se dice. Antes de ponerla en vigencia nunca establecieron los recursos humanos, economicos, de capacitacion e institucionales acordes a la implementación y resguardo de esos derechos que se enunciaban en el texto precioso, armónico y descriptivo de la convencion. Los que la redactaron no contaban con el "lo atamos con alambre" de los argentinos y bue, asi fue. Unas linda declaración con un monton de agujeros legislativos (en las reglamentaciones provinciales, locales)económicos ( partidas presupuestarias tardias o desviadas a otros fines) humanos (los operadores del sistema no fueron debidamente capacitados ANTES de empezar a funcionar el nuevo sistema y aprendieron sobre la marcha a los ponchazos y usando artilugios antiguos con lenguaje "agiornado" que no sirve para nada si no se cambia la cabeza interna)en al práctica sirvió para que el estado (nacional, provincial y municipal) se corra una vez mas y mucho mas de los roles que debe desempeñar y la justicia salga a tapar agujeros que no tapa por los que caen los Ezequiel, Braian y Abigail que vos mencionas.
ResponderEliminarGracias por tu opinión! Precisamente este espacio espera generar debate y si alguien con más conocimiento puede ayudar a esclarecer las dudas que cualquiera como ciudadano puede tener, ayudaría a que comprendamos mejor la realidad y buscar entre todos la manera en que estos y otros derechos no queden simplemente en un bonito texto lleno de buenas intenciones, pero dificilmente aplicable. Muchísimas gracias por tu tiempo!
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