En más de una ocasión, cuando un remisero, taxista o chofer de colectivos sufren un hecho de inseguridad violento, con heridas graves o muerte, el gremio completo asume una medida de protesta o de fuerza para repudiar la inseguridad o reclamar medidas para que los protejan, más allá de si esos reclamos sirven o no, dado que hace años parece que nadie los escucha...Les dan la palmadita en la espalda como diciéndoles "quedense tranquilos, muchachos, mañana nos encargamos"...y aquí no ha pasado nada...La inseguridad continua cargandose con víctimas, fatales o no, ya que quienes no son asesinados en los asaltos, padecen las consecuencias físicas o psíquicas de esos hechos.
Lo que siempre me llamó la atencion es que cuando han asesinado comerciantes, todo continua igual. Ningún kiosco, almacen, autoservicio familiar cierra sus puertas. Nadie se pliega a un reclamo mancomunado luego de un hecho de violencia.
Ayer mismo, mientra se producía un reclamo por la inseguridad en Avenida Fortunato de la Plaza (ex 39) y Jacinto Peralta Ramos, eran cometidos dos delitos, uno con final lamentable, la muerte de un comerciante en la puerta de su casa. Dos tipos en moto, ¿los mismos de siempre, los que hace años escucho a todos quejarse, que circulan libremente por la zona y nadie puede atraparlos?. Luego, también dos tipos en moto, asaltaron a un remisero en barrio Las Heras y le dieron un balazo en la pierna (al comerciante que mataron, un tiro en la pierna fue lo que acabó con su vida, repito...¿serán los mismos?).
Por la noche, se leí por las redes sociales que los taxistas y remiseros estaban reclamando en la sede de la policía departamental, mientras montaban fogatas en puntos estratégicos para que el intendente de la ciudad acudiera a escucharlos, una vez más.
Hoy por la mañana, Daniel, el carnicero que está frente a mi casa, atendía normalmente. Oscar, quien tiene un negocio de electricidad a unas cuadras, estaba tan abierto como de costumbre. Los kioscos, almacenes, panaderías, casas de ropa, perfumerías, todos estaban trabajando como si nada hubiera pasado. Como si la muerte de Jorge, un laburante igual que ellos, padre de familia como todos, no los afectara.
Cuando hace un tiempo atrás Dardo, otro comerciante fue asesinado en un intento de robo, tampoco cerró ningún comercio. Y si alguno lo hizo, no marcó la diferencia como para que el reclamo por más y mejor seguridad llegue a oídos de quienes tienen la obligación de protegernos. De quienes hace años prometen un sistema de seguridad que aún no está instalado.
La inseguridad es una sensación, dijo alguién una vez por ahí. Sí, es una sensación horrible que te cala en lo más hondo de tus huesos, que te quita al ser que amás en un segundo y no te da opción a nada. La sensación que la vida te cambia en un instante, porque si no te matan, te quitan la tranquilidad, las ganas de seguir, la confianza.
Conozco a muchos comerciantes que ya no abren sus puertas de par en par. Que hacen lo que pueden para mantenerse y pagar los muchos impuestos que tienen. Que ponen rejas, corralitos, cámaras interiores de seguridad, perros, alambres de púas...y no alcanza porque el delincuente tiene el ojo entrenado para ver ese resquicio que faltó proteger. Hasta que un día bajan los brazos y cierran, porque ya no dan más.
Y ayer, y antes de ayer, y hace una semana, un mes...hace un año...sí pasan cosas. Pasa que nos van quitando derechos de a poco, cada día nos corren un poquito más contra la pared, nos acorralan, nos asfixian...La inseguridad NO ES UNA SENSACIÓN PARA LAS FAMILIAS QUE HAN PERDIDO UN SER AMADO, y mucho menos para los miles de ciudadanos que todos los días sufren un robo, que se despiertan con un arma en la cabeza y ven amenazados a sus hijos, que se enteran que sus padres fueron golpeados hasta casi matarlos para sacarles unos pocos pesos de su jubilación...La inseguridad es una dura realidad que entre todos tenemos que exigir que se termine.
Post/data: si estan de acuerdo, por favor, difundir y compartir en sus muros, redes sociales o lo que fuera...La idea es que TODOS tomemos consciencia de que nos están matando. Gracias. Cristina Vañecek
Lo que siempre me llamó la atencion es que cuando han asesinado comerciantes, todo continua igual. Ningún kiosco, almacen, autoservicio familiar cierra sus puertas. Nadie se pliega a un reclamo mancomunado luego de un hecho de violencia.
Ayer mismo, mientra se producía un reclamo por la inseguridad en Avenida Fortunato de la Plaza (ex 39) y Jacinto Peralta Ramos, eran cometidos dos delitos, uno con final lamentable, la muerte de un comerciante en la puerta de su casa. Dos tipos en moto, ¿los mismos de siempre, los que hace años escucho a todos quejarse, que circulan libremente por la zona y nadie puede atraparlos?. Luego, también dos tipos en moto, asaltaron a un remisero en barrio Las Heras y le dieron un balazo en la pierna (al comerciante que mataron, un tiro en la pierna fue lo que acabó con su vida, repito...¿serán los mismos?).
Por la noche, se leí por las redes sociales que los taxistas y remiseros estaban reclamando en la sede de la policía departamental, mientras montaban fogatas en puntos estratégicos para que el intendente de la ciudad acudiera a escucharlos, una vez más.
Hoy por la mañana, Daniel, el carnicero que está frente a mi casa, atendía normalmente. Oscar, quien tiene un negocio de electricidad a unas cuadras, estaba tan abierto como de costumbre. Los kioscos, almacenes, panaderías, casas de ropa, perfumerías, todos estaban trabajando como si nada hubiera pasado. Como si la muerte de Jorge, un laburante igual que ellos, padre de familia como todos, no los afectara.
Cuando hace un tiempo atrás Dardo, otro comerciante fue asesinado en un intento de robo, tampoco cerró ningún comercio. Y si alguno lo hizo, no marcó la diferencia como para que el reclamo por más y mejor seguridad llegue a oídos de quienes tienen la obligación de protegernos. De quienes hace años prometen un sistema de seguridad que aún no está instalado.
La inseguridad es una sensación, dijo alguién una vez por ahí. Sí, es una sensación horrible que te cala en lo más hondo de tus huesos, que te quita al ser que amás en un segundo y no te da opción a nada. La sensación que la vida te cambia en un instante, porque si no te matan, te quitan la tranquilidad, las ganas de seguir, la confianza.
Conozco a muchos comerciantes que ya no abren sus puertas de par en par. Que hacen lo que pueden para mantenerse y pagar los muchos impuestos que tienen. Que ponen rejas, corralitos, cámaras interiores de seguridad, perros, alambres de púas...y no alcanza porque el delincuente tiene el ojo entrenado para ver ese resquicio que faltó proteger. Hasta que un día bajan los brazos y cierran, porque ya no dan más.
Y ayer, y antes de ayer, y hace una semana, un mes...hace un año...sí pasan cosas. Pasa que nos van quitando derechos de a poco, cada día nos corren un poquito más contra la pared, nos acorralan, nos asfixian...La inseguridad NO ES UNA SENSACIÓN PARA LAS FAMILIAS QUE HAN PERDIDO UN SER AMADO, y mucho menos para los miles de ciudadanos que todos los días sufren un robo, que se despiertan con un arma en la cabeza y ven amenazados a sus hijos, que se enteran que sus padres fueron golpeados hasta casi matarlos para sacarles unos pocos pesos de su jubilación...La inseguridad es una dura realidad que entre todos tenemos que exigir que se termine.
Post/data: si estan de acuerdo, por favor, difundir y compartir en sus muros, redes sociales o lo que fuera...La idea es que TODOS tomemos consciencia de que nos están matando. Gracias. Cristina Vañecek
No hay comentarios:
Publicar un comentario