sábado, 16 de septiembre de 2017

12 tiros a Carla por estudiar.



Mientras reviso Twitter para enterarme rápido de algunas cosas, veo un Tuit de alguien a quien no sigo, alguno de mis contactos compartió ese texto y me impacta. Es de un docente, Santiago, que cuenta que a una alumna suya, Carla, el marido la mató de 12 balazos porque quería estudiar.

Me pongo a leer las más de 400 respuestas a esa publicación y encuentro microhistorias de mujeres y hombres  (porque los hombres también son víctimas de violencia, aunque se quiera invisibilizar) en donde cuentan que sus ex parejas les ponían límites a sus ansias de crecimiento.

Celos, inseguridad, complejo de inferioridad, dominación,  mil emociones que hacen que una persona que dice amar a la otra intente coartarle el camino, torcerle la ganas de mejorar, aplicando la violencia, primero verbal o psicológicamente, y luego física, hasta llegar al extremo de matar con tal de no "perder" a ese otro que no se entiende que no es un objeto y que no nos pertenece.

Son más las mujeres, quizás porque los hombres  tampoco son conscientes del poder de ciertas palabras o de algunas actitudes. Un jugador de rugby fue asesinado por su pareja tras una discusión. Un chico comenta que su ex lo amenazó de muerte e intentó tirarle el auto encima (y quienes levantan la consigna #NiUnaMenos le dicen que no se compare, como diciéndole que su denuncia tiene menos validez por ser hombre y, lamentablemente,  convirtiéndose en eso que combaten).

Carla, y otras mujeres, quisieron superarse, para no  depender de una pareja violenta, o simplemente para tener su propio dinero, quizás para dar un ejemplo a sus hijos o cumplir un sueño de terminar sus estudios. Pero "el  otro" vio otra cosa, y no tuvo mejor solución que matarla y así convertir a Carla en una más que engrosa la lista de mujeres asesinadas por alguien de su entorno.

Nadie es dueño de la vida de los demás. Si algo de tu pareja no te gusta, alejate. Si tu matrimonio no es lo que pensabas, separate. Si el vínculo que estas formando se rompe, saná tu dolor con terapia, buscá ayuda, llorá pero no lastimes a quien no puede sentir lo mismo que vos. Alejate y date tiempo.

Y si sos víctima ,  denuncia, pedí una restricción, asesorate y alejate también a tiempo para darte otra oportunidad.

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