Justo hoy salió a la luz una edición "feminista" del famoso libro El Principito, llamado extrañamente "La Principesa". Y digo extrañamente ya que existe un diminutivo de la palabra princesa, princesita. No necesitamos utilizar palabras deformadas por el desconocimiento y la ignorancia para hacernos pasar por "cool" ante la sociedad.
Y justo hoy apareció muerta otra niña, una chiquita de 9 años. Estefanía, y quizás hago la asociación con la hija del Príncipe Raniero de Mónaco, aquella chica rebelde que supo ser tapa de revistas hace mucho tiempo y ostenta el rango monárquico cuando se la nombra.
Estefanía, la nena, apareció semidesnuda, golpeada, con signos de apuñalamiento y una bolsa en su cabeza. La tiraron a la calle como si fuera algo sin importancia. O quizás, su agresor supo que ese cuerpo le quemaba las manos y se deshizo de él.
Su asesino, un chico de 15 años, aparentemente inimputable por su edad para la justicia, que ya tenía alguna denuncia por golpear y agredir a una vecina.
Inimputable significa que no se lo puede condenar por el homicidio de la niña quien, además, era su prima. La justicia, si este chico entra en el rango que la Convencion Internacional de los Derechos del Niño dice que no se le puede armar una causa y seguir un juicio por su edad, dirá, en cierto modo, que a Estefanía no la mató nadie. Nadie será culpable de su muerte ni pagará por su crimen. Al menos dentro de lo que la ley dice...
Hoy a Estefanía no la van a salvar las palabras terminadas en "e", ni el lenguaje inclusivo que sólo sirve para excluir cada vez más, ni las versiones edulcorada de cualquier historia, plagiada y travestida de su original para quedar bien con algún grupo, sólo porque hoy está de moda hacerlo.
A Estefanía no la reviven los gritos de las plazas de ni los encuentros que rompen todo a su paso hace más de 30 años, que son solventados por el Estado y, evidentemente, no logran nada. Sólo tener un fin de semana largo de vacaciones gratuitas, llenas de excesos, en donde muestran que involucionaron al "macho" que dicen querer matar.
Hoy, Estefanía quedó en las fotos, sonriendo a su mamá, sin que nadie haya podido evitar su muerte.
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