¿Fue o no fue? El hecho ocurrido anoche, más allá de suspicacias, sospechas o dudas, tiene un alto nivel de gravedad institucional.
Alguien apunta con un arma cargada a la vicepresidente de la Nación. El disparo no sale, o el arma no funciona. Afortunadamente, Cristina Fernández de Kirchner no sufrió ni el más mínimo rasguño. De hecho, parece que ni se entera de lo acontecido, ya que sigue firmando autógrafos y saludando a fanáticos y militantes.
Ahora, cabe dilucidar el hecho en sí.
Si el atentado fue real, ya mismo tienen que cambiar a toda la cadena de responsabilidades que tiene a su cargo la custodia de un funcionario nacional. Desde el ministro de Seguridad, el jefe de la Federal y el encargado del operativo, hasta los aproximadamente 100 custodios que tienen a su disposición la ex presidente.
¿En qué cabeza cabe que un cargo como el vicepresidente de un país, esté tan expuesto a qué cualquiera se acerque y pueda atentar contra su vida? ¿No hay un protocolo de seguridad que impida un posible magnicidio?
En caso de que sea falso: la cadena de mandos sobre la seguridad de Cristina sigue estando en la mira, por la ausencia de protección a un funcionario público de alto nivel, sin contar con la manipulación mediática y el desvío que se hace a su situación procesal, sin contar con la victimización que ya conocemos post fallecimiento de Néstor Kirchner.
Hay que estudiar muy bien lo que ocurrió. La justicia debe ser absolutamente independiente y objetiva.
Y, esperemos que no ocurra, cuiden la vida del hombre que protagonizó este hecho, no sea cosa que aparezca "suicidado".
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