domingo, 9 de enero de 2011

Dolores de Tránsito

          Desde el principio de los tiempos, el ser humano tiene una función básica en su vida: trasladarse. Para ello utilizó sus manos y pies, hasta que la posición bípeda hizo de los pies la única forma de movilidad en una persona.

          Con el paso del tiempo, el hombre comenzó a descubrir herramientas destinadas a facilitar el transporte de objetos de gran porte, y a domesticar animales, cuya fuerza superior a la humana, posibilitaba el traslado en grandes distancias sin requerir de tanto esfuerzo.

          Por supuesto que, junto con el traslado de esos objetos, el ser humano debía ser también transportado, lo que dio origen a los primeros carros. Y esta podría ser la prehistoria del problema con el tránsito, ya que siempre que vemos una película de épica, el que conduce el carro suele atropellar a uno que otro extra, o provocar un tumulto entre los transeuntes, puesto que, desde aquéllos tiempos, quien tenía la posibilidad de adquirir un carruaje, tenía poder económico (consideremos que había que adquirir por los menos dos caballos, alimentarlos y mantenerlos en condiciones y que los "vehículos" eran realizados en forma artesanal).

          Y, siglos después, las cosas no han cambiado mucho. Quienes tienen dinero suficiente como para "armar" un auto y correr picadas, creen tener el derecho sobre los demás de circular por donde se les ocurre, en las condiciones que sean, sin respetar la vida ajena.

           Se superan límites de velocidad, no se respetan semáforos, se dobla a la izquierda en lugares que no está permitido hacerlo. Se conduce superando los límites de alcohol, poniendo en riesgo la propia vida y la de otros conductores o transeuntes. Se corren carreras en calles y avenidas, fuera de los circuítos permitidos. No se controla el estado de los vehículos, no se mantienen sus luces. Los camiones de carga no utilizan las medidas de seguridad correspondientes.

            ¿Pero son sólo los conductores los responsables del tránsito? No, todos hacemos al mismo. Los peatones, cuando cruzan por sitios indebidos, ya sea para ganar tiempo o por imprudencia, también ponen en juego su seguridad. Las personas que transitan por la calle en lugar de hacerlo por la vereda, los que van charlando entre dos o tres, sin tener en cuenta que no es el sitio para hacerlo.

            Existe ahora una moda, y es que muchos adolescentes concurran a los lugares de estudio en monopatín o patinetas, y circulan sin ninguna clase de proteccion. Ni tobilleras, coderas o cascos, transitando a la par de los transportes de pasajeros, que ven dificultada así su tarea de poder deternerse en una parada para que los usuarios suban o bajen a los mismos.

           Son responsables tambien los ciclistas, cuando no respetan el sistema de fila india, es decir, uno detrás del otro, y van más de dos juntos, confraternizando, sin percatarse de que se están poniendo en peligro, y que están impidiendo la circulación de otros vehículos. También cuando las bicicletas no tienen luces, o bandas reflectivas ponen en riesgo sus propias vidas, ya que en la oscuridad pueden ser víctimas de serios accidentes viales.

            Las motos de todos los tamaños, que circulan realizando zigzagueos entre los vehículos, o algunos, que en vehículos de baja cilindrada realizan los llamados "willys" en avenidas de mucho tránsito en horarios picos. Tambien, muchas de ellas sin su correspondiente patente, y sin que sus conductores utilicen casco o tengan el seguro correspondiente al día.

           Y, por supuesto, volvemos a los automóviles. Los propietarios de vehículos de alta gama, que, o al menos eso piensan ellos, parece adquieren junto con el auto una autorización especial para no cumplir con las normas de tránsito vigentes. No utilizan las luces de giro para anticipar sus maniobras, doblan en avenidas de contramano, circulan a velocidades altísimas por zonas que no deberían superar los 60 kilómetros por hora.

          En fin, al concepto "tránsito" lo hacemos entre todos. Un poco para desmitificar que sólo son los vehículos los responsables de los accidenes. Un poco para tomar consciencia de que somos partícipes del problema y de la solución. Un poco para evitar más muertes en las calles. Para demostrar que desde aquél primer carro tirado por un caballo, evolucionamos. En definitiva, para evitar más "dolores de tránsito".

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