Cuando llueve todos tenemos ganas de algo. De tomar mate con tortas fritas, de ver una película y comer chocolate con almendras, De estar con alguien. La lluvia invita al encierro, pero también invita a volar hacia otra parte, hacia otros lugares que sólo la mente nos puede llevar.
Particularmente, cuando llueve me gusta ver por la ventana cómo es la lluvia, si es fina y molesta, si son gotones enormes como lágrimas, si hacen "burbujitas" en los charcos... Me gusta sentarme cerca de la chimenea y abrazar a un ser querido.
Amo esas lluvias de verano, en las que luego, al salir al patio, siento ese olor a hierba fresca, a tierra, un aroma que es el aroma del lugar al que pertenezco y no se parece a ningúno otro en el mundo...
En este preciso momento, mi madre està haciendo tostadas, y advierto que si por algo me gusta el invierno y los días de lluvia, es por los aromas de la cocina!!! Llegar a casa y sentir la bienvenida de un perfume de puchero, un guiso, carne al horno, son sensaciones propias de esta época del año. ¡¡¡Me descubro olfativa, y descubro que son los aromas de mi infancia, de mi vida, los que me guiaron a escribir por qué me gusta la lluvia!!!
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