jueves, 7 de octubre de 2010

Inseguridad: no quiero acostumbrarme!!

           Porque me rompo el alma trabajando hace veinte años. Porque trabajo para poder comprarme lo que me gusta. Porque me gusta mi trabajo de vendedora. Porque conozco personas que se pasan la vida adentro de un comercio para poder darle a su familia alguna comodidad. Ni siquiera un lujo, una comodidad.


          No quiero acostumbrarme a que venga uno de estos pibes, y de la nada saque un revolver y te saque no sólo el dinero o el celular... Porque te quitan la tranquilidad, la confianza, las ganas de seguir adelante.  Y a veces, muchas de un tiempo a esta parte, también te quitan la vida.

         No quiero temblar como una hoja cada  vez que me cruzo con un pibe que lleva la capucha puesta. ¡Me tienen harta con las capuchas, que sólo sirven para ocultar un poco sus rasgos, pero que son el signo de lo que te puede llegar a pasar! No comprendo por qué los que matan siguen caminando por las calles, mientras que yo tengo que vivir encerrada, contratando alarmas, mirando por la ventana quién es el que pasa por la calle, tratándolos bien para que no me hagan nada. Conviertiéndome casi en cómplice de ellos, por temor a ser la próxima víctima, cuando ellos no se van a fijar en nada si quieren robarme o matarme. No se van a acordar que el kiosquero le fio los cigarrillos, o el pan para sus prematuros hijos. Lo asaltan igual, porque no tienen códigos. Porque no les importa ni su propia vida, no les importa la tuya o la mía.

         Si te preguntás que me pasa, me pasa que hoy uno de estos "pobres pibes" asaltó a uno de mis clientes. E hizo que una compradora y su hijito pasaran un pésimo momento, apuntándolos con un arma. Y me pasó que me sentí impotente, porque tuve ganas de salir gritando para que todos los que caminaban por la calle nos ayudaran, pero si salía corriendo corría el riesgo de que me disparara a mi o a alguno de los que estaban en el comercio. Y tuve que esconderme, para que no me robe lo poco que tengo. Lo poco que tengo y que lo tengo porque trabajo todos los días desde hace más de veinte años... Como mi cliente, como la señora que estaba comprando. Como la chica que trabaja en ese comercio, que lloraba pensando en la bebé que la estaba esperando en su casa.

        No quiero acostumbrarme, como me dijo despues Juan, otro cliente. "Dales todo y que se vayan, sabés las veces que vinieron acá". No quiero, y no por el valor económico de lo que poseo. No quiero porque yo me lo gané TRABAJANDO, así con mayúsculas. Y me costó mucho poseer eso poquito que poseo. Como le cuesta a Juan cada mañana que se queda en su negocio todos los días, incluyendo los domingos, trabajando para poder pagar sus impuestos y cumplir con sus obligaciones. ¿Hasta cuándo, Juan, te vas a acostumbrar? ¿Hasta que un día uno que esté pasadito te pegue un tiro a vos o a tu señora? Y Juan me constesta sólo con su cara de resignación, encogiendo los hombros, porque no tiene una respuesta.


        No quiero acostumbrarme a encender la tele y ver en el noticiero que hubieron cuatro muertos por delitos en un día... ¡Y después dicen que el delito bajó! ¡Vení, recorré las villas conmigo! ¡Subite a un camión de reparto y contame después que el nivel de delincuenca es bajo! ¡Caminá las calles con Juan o con cualquiera, olvidate de tus guardaespaldas y salí con los que te pagamos los impuestos! Y, después de eso, si salís vivo, si no te pasa nada, puede ser que te crea!

          No quiero acostumbrarme a ver nenes, bebés de mamadera, pidiendo limosnita en las escaleras de la catedral. No quiero acostumbrarme a ver que su mamá fuma, se tiñe, se pinta las uñas y usa ropa de buena marca, mientras utiliza a su hijo para dar lástima!!! No quiero ver chicos haciendo malabares en las avenidas, ni a los limpiavidrios, ni a nadie que pida nada, porque primero te piden con la mirada de la lástima y después te piden con el revolver en la mano.


         No quiero acostumbrarme a que todos saben quien es el chorro, el violador, el delincuente, el que vende droga, pero por miedo no dicen nada. Porque están protegidos, porque entran y salen, porque la justicia es demasiado blanda. Juan me dice " este gobierno" y yo le recuerdo que dentro de un año habrá elecciones y que el gobierno puede cambiar, pero que la situación de inseguridad no creo que cambie, porque los que tienen el verdadero poder de cambiar esto son los  jueces, y a ellos no los cambiamos con los votos!! Ellos están en sus casas de barrios caros, con sus autos blindados, con sus guardaespaldas. Su familia tiene custodia y a ellos no les pasa nada. Pero cuando un grupo de personas les reclama justicia en sus casas por la vida de un trabajador que pende de un hilo, ellos se molestan. Elevan un escrito y lo leen en los medios con voz de ofendidos. ¡¡¡Si la  justicia es independiente, los quieren obligar a meter preso a un delincuente!! Y está mal que le hagan un escrache! Si, puede ser que esté mal, pero el pueblo ya no tiene a dónde ir a reclamar, porque los asesinos de sus hijos, maridos o hermanos están libres, señores jueces! Y ustedes son los responsables de eso al permitirles salir antes de tiempo, al darles penas leves, al otorgarles salidas laborales o ponerles las inservibles pulseras que no detectan cuando salen de sus casas a delinquir!!

          No quiero acostumbrarme a escribir de inseguridad. No quiero acostumbrarme a sentir miedo. No quiero acostumbarme a darle lo que tengo porque si no me matan. No quiero que nadie se acostumbre a vivir asi, porque no es digno para nadie. No quiero que nadie más se vaya del país porque está cansado de que lo roben o maten a los miembros de su familia. No quiero acostumbrarme a eso. No quiero!

4 comentarios:

  1. Hay que acostumbrarse a participar,a pedir explicaciones a las autoridades, a ir si es
    necesario a la casa de los fiscales a reclamarles y recordarles que tienen que trabajar en favor de la víctima y no actuar como defensores de delincuentes, dilatandolos procedimientos y encajonando causas; acostumbrarse a no tener miedo a reclamarles lo que es nuestro, el derecho de peticionar y a que los funcionarios rindan cuentas de su desempeño. No hay que tener miedo a que se enojen, al contrario, me parece que es un buen síntoma el haber logrado por fin que alguien se conmueva y se enoje y, en consecuencia, actúe.
    Parece que están ellos mismos demostrando cuál es el camino que se debe seguir para que se decidan a trabajar para la GENTE!

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  2. Gracias, Karina!.. Y a todos, les pido que opinen aqui, asi cada persona que lea esta nota, vea lo que pensamos nosotros, los que trabajamos y queremos ver crecer a nuestros hijos, salir a trabajar todos los dias!!!

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  3. Siempre reitero que los cimientos de una República son la Educación y la Justicia. Ambas están ausentes en nuestro País. Durante 25 años con mi familia vivimos en el campo, a 40 km. del Centro Urbano de Tandil, ahí se conoce la inseguridad, cuando durante el día con la excusa de la caza, sin autorización, realizan espionaje para ingresar al campo a la madrugada para matarte animales, robarte insumos del galpón, gas oil o la casa. Tener que comprar armas corta y larga con el correspondiente trámite de tenencia condicional de arma de fuego, para cuidar la familia y el esfuerzo de años de trabajo. Tener amigos en las fuerzas policiales para que el móvil llegue dentro de los 50 minutos y no 2 días después para hacer el peritaje. Me indigna la gente que se resigna a ser robada y agradece no haber estado en la casa en el momento o queda agradecida cuando los delincuentes no asesinaron, violaron o golpearon a los ocupantes de la casa. Yo estoy harto de esta situación que venimos viviendo desde hace muchos años, porque el sistema (fiscal, juez de garantía y juez penal) está al servicio del delincuente, del asesino. La culpa la tiene la ciudadanía que no se moviliza, que no obliga a los legisladores a realizar unas pequeñas reformas al código penal, porque hay poco que inventar, hay que hacer cumplir la Ley. La Cadena Perpetua es prisión de por vida y no 5 años. Hoy en la Argentina hay 1 solo asesino con prisión perpetua el asesino serial Robledo Puch, el resto todos libres. Como siempre excelente escrito Cristina. Saludos.-

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  4. liliana antoniadis7 de octubre de 2016, 20:28

    es lo mismo que opino todos los días,hasta que la justicia no sea justa nada va a cambiar Muy bueno tu escrito,besos Cristina.

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