viernes, 14 de octubre de 2011

El regalo de Brenda

Conocí a Carina hace unos seis años. Una mujer divertida, con mucha energía, peleando como todos para que sus hijos tuvieran un futuro mejor, ayudando a su marido con un polirrubro en el living de su casa. Despelotada y alegre, haciendo y deshaciendo y mezclando la atención a clientes y proveedores con los retos a los chicos. La menor de ellos, Brenda, era lo que normalmente se dice "una piel de judas". Revoltosa y mal hablada, a sus dos o tres años, era la mimada de la casa y su mamá, si bien la retaba...se le veía un brillo lleno de amor cada vez que esta nena cometía alguna travesura.
Dejé de verlos un tiempo. Por medio de unos compañeros de trabajo supe que Brenda había enfermado. Que Carina tenía que llevarla al Hospital Garraham. Álgo en los riñones.
Por esas vueltas del trabajo, me enviaron nuevamente al negocio de Carina. Me admiré cuánto había crecido y lo grandes y hermosos que estaban Matían y Belinda, sus hijos mayores. Pero ella no estaba, continuaba con Brenda en el Garraham. Ahí me enteré que la nena tenía una extraña enfermedad, de la cual había muy pocos casos en el mundo, y que los médicos hacían un tratamiento experimental, ya que no existía mucha información sobre el problema que tenía esta chiquita.
Carina y Brenda pasaron nochebuena, año nuevo y reyes internadas, lejos de su familia. Cuando ví a Brenda no podía creer la transformación que había tenido. Carina me explicó que había engordado de repente, que ella creía que la criatura le robaba golosinas del negocio. Que fueron a nuticionistas y que tras controlarla muchisímo, vieron que el aumento de peso no obedecía a un descontrol en su alimentación. Le hicieron estudios y descubrieron un tumor en las glándula suprarrenales que descontrolaba a su organismo.
Un lunes ví el negocio cerrado. Temí lo peor. Por vecinos mis miedos fueron confirmados. El cuerpo de Brenda no soportó más. Sus casi ocho años habían aguantado demasiado. Carina y su familia estaban devasatados. Su mirada reflejaba una enorme tristeza, un dolor profundo y un cansancio brutal, después de tanto tiempo de internaciones y tratamientos.
Hoy, después de varios meses, volví a visitar a Carina. Traía un envoltorio amarillo en sus brazos..."Sos abuela!"...le dije, creyendo que su hijo mayor había sido papá...Con una enorme sonrisa, ella me respondió " Estás loca...es mía"...La vida le había dado una revancha y Carina hace menos de un mes fue mamá nuevamente. Violeta es un bollito en medio de sus brazos, bellísima.
Este domingo es el primer día de la madre de Carina sin Brenda...Y Brenda le dejó un hermoso regalo lleno de vida llamado Violeta. Quise contarles esta historia, que tal vez está desordenada, porque son personas que me han llegado al corazón y que no merecían lo que les sucedió. Pero la vida les dió la oportunidad de volver a sonreír...Carina este domingo pasará por emociones muy intensas..Recordando Brenda y arrullando a Violeta...¡¡Feliz día de la madre!!

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