martes, 8 de mayo de 2012

Cómo duele

     Cómo duele ver a los amigos y familiares de Ariel levantando una bandera con su nombre, en vez de estar disfrutando de su presencia. Y cómo duele escuchar a la mamá de Rubén contando su padecimiento judicial para conseguir justicia, en lugar de estar sentada en la mesa de su cocina compartiendo unos mates con él. Y cómo duele oír a la hermana de Pali, duele su bronca, su impotencia, porque ni ella, ni sus hermanos, ni su sobrina ni ninguno de sus familiares puede volver a reirse con él.


   Duele saber que ninguno de ellos podrá volver a abrazar, a sentir, a hablar con sus seres queridos, víctimas de la delincuencia armada o de la violencia en el tránsito. Y duele ver que todos ellos, ahí, con su dolor y su pesadumbre a cuestas, se juntan para hacer un mundo mejor para nosotros. Sacan coraje desde su corazón para lograr que ellos descansen en paz.

  Pero duele más todavía la indiferencia de toda una ciudad que padece la inseguridad, pero sigue sin involucrarse. El viejo "no te metás" caló tan hondo, que no somos capaces de movernos para solidarizarnos con quienes ya han perdido a alguien, y luchan para que no muera más gente? No quejamos de la lentitud de la justicia, ¿pero no comprendemos que mañana uno de nosotros o de nuestros seres queridos, puede ser la próxima víctima de la inseguridad? Y que el trabajo que hacen las familias es para que nadie más pase a formar parte de la enorme bandera con fotos de los que ya no están?

   Duele ver que nos cuesta despertarnos y que seguimos pensando que a nosotros no nos va a pasar. Duele escuchar a muchos conocidos preguntarse para qué sirven las marchas o las reuniones, cuando ellos mismos han sufrido hechos violentos por robos. Y duele ver entre tantos rostros a un sólo miembro del municipio, callado, sin hacer alarde de su presencia, acompañando a las familias. Duele y da una pauta del compromiso que asumen otros concejales, u otros estamentos políticos, ausentes e indiferentes a todo.

   Y a la vez da orgullo. Verlos ahí, bajo la lluvia, participando a pesar de todo. Quijotes contra los molinos de viento, ellos siguen peleando por conseguir justicia, y por dejarnos un mundo mejor, a pesar de su dolor. A pesar de sus ausencias.

  Ellos le dan guerra a la muerte buscando justicia. No buscan venganza. Sólo quieren que quién cometió un delito sea juzgado. A algunos tal vez les resultaría muy fácil dar con el asesino y hacer justicia con mano propia. Pero saben que ese no es el camino.

Al volver a mi casa, por la radio, escuché una frase que me impactó. Alguién dijo, haciendo referencia a una protesta que se hizo en Capital Federal, que funcionarios del gobiernos dicen que la inseguridad es una "sensación"...Este vecino, miembro también de un grupo de personas cansadas del delito, dijo "los vecinos TENEMOS DERECHO A NO SENTIR LA "SENSACIÓN" DE INSEGURIDAD"...

   Acompañemos cada martes de cada mes a quienes luchan desde su dolor, a que ninguno más tenga que sentir la sensación de inseguridad. Acompañémoslos para poder salir a caminar por cualquier parte sin miedo, para no pensar qué estará pasando si nuestros hijos tardan en volver, para que nuestros viejos no aparezcan en las cámaras de televisión molidos a palos. Acompañémoslos a que su dolor, duela menos.

2 comentarios:

  1. ...muchas Gracias,Cristina!!
    Lo llevé a mi muro, nadie lo pudo escribir mejor...
    Cariños y gracias por acompañarnos
    (soy tía de Ariel)

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  2. Gracias a ustedes por no bajar los brazos!!

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