martes, 22 de mayo de 2012

Una extraña sensación de impunidad

                 Un compañero de trabajo entra el lunes por la mañana en estado casi de shock. Me cuenta que el sábado unos delincuentes ingresaron en la casa de un amigo suyo, le saquearon todo lo que tenían, lo que les costó esfuerzo conseguir...Cosas materiales, ya lo sé. Entre esas cosas materiales, los delincuentes se llevaron la llave de la casa. El domingo, por milagro, consiguieron reparar un vidrio roto, cambiar cerraduras y colocar cerrojos de seguridad en las puertas. Por la noche "alguien" intentó abrir la puerta del fondo con una llave...Y al no poder hacerlo, se asomó por la ventana, para ver si había gente en la casa...Era el "amigo de lo ajeno" que venía por más...

                En la casa estaba la familia completa, incluso dos niños de corta edad. Y esa noche le robaron algo que no tenía nada de material. Le quitaron la tranquilidad. Aunque ya lo habían hecho la noche anterior. Ese padre de familia decidió, esa noche, mudarse a otro lado. Grande fue su sorpresa el lunes por la mañana, cuando volvió a esa casa a retirar algunas pertenencias, con que los ladrones HABÍAN REGRESADO. Encontró el lavadero desordenado, y todo lo que pudieron romper, lo destruyeron.


            Una amiga trabaja en un comercio ubicado en una zona periférica de la ciudad. Casi diariamente cuenta de personas asaltadas a cualquier hora, de "motitos" más que identificadas (una moto de baja cilindrada, negra, en la que andan dos tipos) pero a los que jamás atrapan. Chicos que sufren el robo de celulares, camperas y zapatillas a la salida del colegio que está en las cercanías. Sin olvidar que hace algún tiempo, en una feria que se encuentra por las cercanías, una mañana entraron delincuentes y casi matan a una niña de un balazo.

          Leo que por nonagésima vez escapa un menor del mal llamado "centro cerrado de contención" de Batán...¿Qué tiene de cerrado, si los menores entran y salen cuando y como quieren?  Ya he perdido la cuenta de la cantidad de veces que un chico se fugó de allí. ¿Cuál es el sentido de la palabra "contención", si lo que menos hace ese instituto es contenerlos y rehabilitarlos? ¿Cómo es que  no controlan que las visitas lleven herramientas (una sierra de mano)? ¿Nadie revisa bolsos, comida? ¿Y cómo nadie se dio cuenta de que este chico esta aserrando los barrotes de una reja!?  Porque les aseguro que hacen ruido!!!


     Escucho las sentencias a crímenes provocados por personas alcoholizadas y no comprendo cómo un agravante se convierte en un atenuante. Por qué si alguien se lleva dos vidas le dictan solamente tres años y seis meses de prisión, y, además, en suspenso! ¿Cómo puede ser que la Justicia determine que el estado de ebriedad (recordemos que conducir con 0.5 de alcohol en sangre es plausible de multas) sea un elemento para reducir una condena y no para ampliarla? Ni hablar de quien se droga y también conduce y mata "accidentalmente", o llevado por su locura, mata a un adolescente en plena calle, y también se considere atenuar su deuda con la sociedad por ese motivo.

       He perdido la cuenta de los abuelos que han sido golpeados, lastimados, agredidos, abusados, quemados y hasta muertos, que pasan cotidianamente por los medios, para quitarles lo que tengan. Ya sea poco o mucho. No importan si cobran una jubilación extranjera, nacional, si vendieron una propiedad, si la sacaron del banco o la guardan en el colchón...Es de ellos, bien ganada y sudada. Trabajada dignamente. Sin embargo, parece que se nos hizo costumbre verlos todos los días por los noticieros contando la pesadilla que vivieron.

   Todos los días nos enteramos que los patrulleros no alcanzan, que no tienen combustible, que los elementos que utilizan nuestros policías no sirven para combatir el delito, que sus sueldos son paupérrimos, que deben realizar adicionales para acomodarse. Que suspenden eventos deportivos porque se llevan a nuestra policía para cubrir un partido de fútbol o un recital y el resto de la ciudad queda a la buena de dios. Que si se llama al número de emergencias hacen tantas preguntas que cuando deciden enviar un móvil, el crimen ya terminó y los delincuentes se fueron. Que los menores entran y salen, y ellos son perfectos conocedores de un sistema que tiene una puerta giratoria (no recuerdo quien fue el funcionario que utilizó ese término). Inteligencias desperdiciadas por un modelo de vida que no los impulsa a estudiar, a producir, a ganarse aquéllo que tanto desean...Es mejor robárselo a los que ya lo tienen.

     Mientras tanto a nuestros gobernantes las cosas les parecen diferentes. El color de la bolsita de residuos es más importante que una vida humana y a los ya sobrecargados de trabajo policías, ahora les piden que controlen quién se lleva la que tiene material reciclable. Y serán los comerciantes y vecinos quienes, cuadernito mediante, controlen si los oficiales pasan, a qué hora, cuántas veces por día...(¿No sería mejor aumentar la partida que se destina a combustibles, y que los oficiales puedan patrullar tranquilamente la zona que les corresponde, en vez de gastar plata en cuadernitos y molestando a los vecinos?).

   Mientras tanto, vemos que hay plata para recitales en la costa, o pagando publicidades en cadena (la del chino ¿qué cosa? debe haber costado unos buenos dineros que podrían haberse utilizado para fines más importantes?). Estoy convencida de que la mejor publicidad para cualquier gobierno es hacer, en silencio, sin alardes, sin el chori ni el vaso de tinto, sin circo.


   Mientras tanto los hospitales públicos sufren el paro de anestesistas que no cobran hace algunos meses, ni tienen insumos, y muchos sectores se encuentran en estado deplorable. Y las escuelas se inundan y me pregunto si no tenía razón nuestra presidente al decir que nos parecemos mucho a Angola...Y mientras tanto la pelea entre gobierno y grupos mediáticos ocupa más lugar en los discursos de ambas partes que lo fundamental. Se reparten medias con ideología, se bailan candombes en medio de desconocidos y se regalan vacas superdotadas cuando tierra adentro existen personas que no tienen con qué cubrir sus pies, a las que les quitaron algo más que la música, a quienes ni siquiera les llega una vaca normal...

            El porcentaje de votos en una elección no es un botín de guerra para enrostrarle en la cara al contrincante político con cuánto se ganó. Ese número que muchos creen que es una carta blanca para hacer lo que les parece sin rendir cuentas, es el número de personas que confiaron en ese candidato...o votaron al "malo conocido". Pero ese mismo número puede darse vuelta y exigir respuestas a las preguntas que el pueblo se hace.  No nos olvidemos que ese mismo número que hizo ganar la presidencia a Fernando de la Rúa, hace un tiempo no muy lejano, hizo que se fuera antes de cumplir su mandato presidencial.  No sé por qué, pero creo que muchos tienen una "sensación de impunidad" y por ello creen que pueden hacer lo que se les ocurra.

   

    

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