jueves, 30 de agosto de 2012

Lo que mata, es la indiferencia



Hace algunos días veo que la gran mayoría de mis contactos difunde las imágenes de la campaña "Tarjeta roja al maltratador" en donde, utilizando una simbología futbolera, se manifiesta el rechazo y el repudio hacia quienes practican la violencia doméstica en perjuicio, principalmente, de mujeres y niños, y de la que han participado numerosos artistas en señal de apoyo.


En este texto voy a explicar por qué no voy a difundir esa campaña. En primer término, porque el color elegido por muchas organizaciones que luchan contra la violencia de género y el femicidio es el violeta o morado, que representa el color que dejan los golpes en el rostro de la persona golpeada. En segundo término, porque por más digna y encomiable que fuera esa campaña, la violencia de género no se termina con cuatro o cinco actores que muestren la "tarjeta roja" con cara de enojo.

La violencia de género o doméstica comenzará a descender cuando se eduque en verdadera igualdad a hombres y mujeres, con una sólida base formada por el respeto hacia el otro (lo cual incluye el respeto hacia todo lo que sea diferente, ya sean discapacidades, color de piel, religión, ideologías políticas, etcétera).

Pasar un spot publicitario y detrás un programa en donde las mujeres son exhibidas como objetos en venta, no culmina con la violencia hacia las mujeres. Culmina cuando desde el poder que corresponde, se aplican medidas preventivas ante las denuncias realizadas por una mujer golpeada.

Alguien me contó que una mujer, al asistir a realizar la denuncia por haber sido maltratada, se le dijo "¿donde están las marcas?"....Y cuando fue llena de moretones, es decir, marcada, la pregunta fue "¿le rompieron algún hueso?", a lo cual la víctima preguntó si para que le tomaran la denuncia debía asistir su hijo trasladando su cuerpo en un cajón. ¿Es cruel? Es la triste realidad, que no va a cambiar porque se haga una campaña de fotos con la dichosa tarjeta.

Ya han ocurrido varios casos en donde las mujeres (insisto, hasta el momento son las principales víctimas de este flagelo) son asesinadas, ellas mismas o alguno de sus familiares en señal de venganza. Y estas mismas mujeres, cuando sobreviven, o su familia, relatan las veces que hicieron denuncias, y o no se las tomaron, o quienes debían haber actuado, no lo hicieron.

¿Sobrecarga laboral? ¿Falta de ganas de escuchar al otro? Los famosos muestran la tarjeta roja desde el más noble de los sentimientos, y eso es respetable, pero ¿y después? Las mujeres siguen siendo asesinadas, víctimas de una indiferencia que ninguna campaña puede detener.

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