lunes, 27 de agosto de 2012

Medio litro de sangre y algo más...

             En mi casa soy la única apta para realizar donaciones de sangre. No fumo, no bebo, no tengo tatuajes, no me hice piercings, no me drogo, no.....En consecuencia, ante una internación de algún miembro de mi familia, siento lo mismo que la víctima de Drácula mientras a éste se le desarrolllan los colmillos y raudamente corro al Centro de Hemoterapia del Hospital Interzonal de Agudos, a cumplir con el requisito de aportar al banco de sangre y que todos, como comunidad que somos, tengamos asegurado nuestra provisión de plaquetas, glóbulos rojos y plasma en caso de necesidad. Recordemos que de ocurrir un accidente, el primer centro de asistencia al que nos llevan es al Hospital Interzonal, y muy probablemente allí nos practiquen las primeras curaciones o hasta alguna cirugía de urgencia.



            La sangre que donamos no va directamente al paciente. Luego de la extracción, lo que queda en las mangueritas pasa a unos tubos que el mismo centro destina a realizar distintos análisis. Si la sangre tiene algún problema, desde ese Centro se comunican con el donante para explicarle cuál es la razón por la cual la sangre debe ser descartada y que la persona inicie algún tipo de tratamiento. Previo a la extracción se completa un formulario con una serie de preguntas sobre enfermedades, vacunas, estilo de vida, se realiza un control sobre el nivel de hierro en la sangre y una toma de presión...Si todos estos controles salen bien, la persona va a la sala de extracciones. De lo contrario, te mandan a tu casa porque ellos tampoco pueden ponerte en riesgo a vos.


        Para destacar el trato de todo el personal. Desde el señor que atiende en la mesa de entradas, hasta la chica que sirve el refrigerio. Todos atentos, preocupados porque quien va a donar no se sienta mal, ni mareado, y se merecen un gran aplauso.


          No es la primera vez que concurro a donar a este centro y noté algunas diferencias. En otras oportunidades, para el refrigerio la máquina expendedora estaba repleta y te ofrecían una gama de productos para "nutrirte" luego de haber perdido medio litro de sangre. Hoy esa máquina estaba vacía. Pero lo que más me llamó la atención fue que quienes realizan la práctica de la extracción no utilizaran guantes descartables, cosa que sí he visto en anteriores oportunidades.


           Estas personas, las encargadas de realizar las extracciones, son las que están más cerca del riesgo, ya que en las encuestas cualquiera puede mentir o ignorar que estuvo en contacto con alguien que le transmitió cualquier tipo de virus. He leído por ahí sobre la falta de insumos hospitalarios, sobre las quejas que hay por las trabas en las importaciones, y conozco el tema bastante a causa de un familiar que se atiende en el Hospital Interzonal, y sé de todo lo que les falta.


          Pero la sensación (horrorosa palabra en estos tiempos) de lo que se escucha o lee por las redes sociales se hace real, se hace carne al ver a una persona expuesta al riesgo de un contagio, por vaya uno a saber qué falencia administrativa, gubernamental, ministerial o de quien fuera.


         No creo necesario acusar a nadie, sí creo necesario que se tomen las medidas que se requieran para que ellos, que son trabajadores y le ponen todo su profesionalismo y calidad humana, no sufran las consecuencias de la indiferencia de quienes detrás de un escritorio, deciden que no les importa la vida de los demás. Donar sangre es donar vida, y que quienes realizan las prácticas tengan todo lo que se requiere para que su trabajo no sea riesgoso, tambien.

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