lunes, 17 de septiembre de 2012

Elecciones en el jardín de infantes



(Imagen tomada de la web)

En el jardín habían tomado una decisión. La nueva directora saldría de una elección obligatoria en las instalaciones del mismo jardín. Entre las docentes y personal administrativo deberían hacer una campaña para entusiasmar a los votantes y resultar ganadoras del cargo.

La gran pregunta era ¿quienes serían los votantes? "Por supuesto, los padres, exclamó una docente, que son los responsables de pagar la cuota, de la educación en casa, de seguir la evolución de los chiquitos!! Otra docente dijo: "los nenes, porque ellos son los que conviven con nosotras todos los días y se ven directamente involucrados en las actividades del jardín". Una tercera docente dijo: "los nenes no tienen capacidad suficiente para votar y puede ganar cualquiera". La docente que había propuesto a los nenes, le replicó: "a esos nenes les enseñamos nosotras, decir que no tienen capacidad de elegir a quien quieren como directora, es decir que nosotras no tenemos capacidad de enseñar".

La tercera docente creía, al igual que la primera, que quienes debían elegir a la directora del jardín eran los padres, ya que eran quienes tenían la responsabilidad sobre la educación de sus hijos. Al haber un empate entre quienes decían que debían votar los nenes, y quienes decían que era responsabilidad de los padres, se decidió que todos votasen y se comenzase con la campaña.


A la  mañana siguiente la señorita de la salita de tres (una de las que propuso que votasen los chicos) apareció con globos y chocolatines para todos los asistentes al jardín, y les dijo que si la votaban, todos los días recibirían globos, juguetes y golosinas. A los nenes les brillaban los ojos al ver tantos colores y al probar cosas tan ricas!!

La seño de salita de cinco convocó a los papás a una reunión y les dijo que si ella ganaba la elección para el cargo de directora, los contenidos didacticos y pedagógicos serían de tal calidad, que los nenes no tendrían ningún problema en saltarse primer grado y pasar directamente a segundo, y por qué no, a tercero. Los papás se miraban entre sí, con mucha satisafacción, pensando en que sus hijos tendrían una mejor educación.

La seño de los nenes de cuatro hizo doblete. Se disfrazó de payasa, les regaló golosinas y los llevó a la plaza a jugar, prometiendo que si la votaban, jugarían todos los días y el jardín sería mucho más divertido!! Y la otra señorita de sala de cinco, prometió bajar los valores de la cuota, arreglar y pintar el jardín, y mejorar todo lo referido a educación, ya que la "gestión anterior" había dejado mucho qué desear.

Entre ellas mismas se había formado un clima tenso. Las que antes habían sido amigas, ahora se miraban por el rabillo del ojo, cuando podían, les decían tanto a chicos como a padres que las promesas de las otras jamás se cumplirían, porque lo único que querían era el cargo de directora para cobrar más, que llenar a los nenes de chiches y golosinas era malo; que sólo dedicarse a llenarlos de información no era bueno porque los nenes quemarían etapas. Que no se podía pasar todo el día en la plaza jugando, y que, en definitiva, era un contrasentido bajar la cuota y prometer arreglar todo lo que estaba roto y abandonado en el edificio.

El día de las elecciones, algunos de los nenes no quisieron votar. Porque si su señorita ganaba el puesto, ellos la perderían como maestra y no querían tener otra...Los nenes que sí votaron, algunos se confundieron de nombre, de color de papel (cada maestra tenía un color diferente, para que a los más chiquitos les resultase más fácil votar, ya que no todos sabían leer). Algunos de los papás votaron lo primero que tuvieron enfrente, otros, lo único que querían era un lugar en donde sus hijos pasaran unas horas entretenidos y cuidados, mientras ellos trabajaban y mucho no les interesaba quién era la docente que ocuparía el cargo. Otros, ilusionados con las promesas de cada maestra, votaron a la que les pareció más convincente....

No importa cuál fue el resultado. O sí. Porque la docente que ganó no llevó golosinas todos los días. Tampoco mejoró el nivel pedagógico de la educación brindada. Ni llevó a los nenes a la plaza y el disfraz de payasa quedó guardado para alguna lejana fiesta de fin de año. No bajó el valor de la cuota, ni arregló el edifició. Simplemente se sentó en la silla de la dirección, dió varias órdenes a las otras docentes que la habían apoyado, y cambió los turnos de las maestras que habían competido con ella por el cargo, perjudicándolas seriamente. Los papás continuaron pagando la cuota, llevando a los nenes todos los días, peleando por las falencias que tenía el jardín, pero sabiendo que no les quedaba otra posibilidad que ese jardín para llevar a sus hijos. O sí, la posibilidad era que, algún día, llegara alguien a ese jardín a cumplir con todas las promesas que se habían hecho y jamás se cumplieron.

(Cuento sin moraleja, o sí, quizás para comprender que los menores de edad no pueden elegir conscientemente, ya que son guiados por sentimientos o por intereses que no tienen que ver con el bien común...y que quienes sí tenemos esa consciencia tenemos que aprender a exigir a nuestros políticos las promesas de campaña, sin quedarnos mirando como todo se derrumba a nuestro alrededor)




 

1 comentario:

  1. Gracias, Florencia!! Igualmente este post era una ironía sobre la realidad política, y el proyecto de darle el voto a los menores de 16 años!! Gracias por tus palabras!!!

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