jueves, 10 de enero de 2013

"Cambian las fotos, las pancartas son las mismas"

Estas palabras las pronunció Marcela Bravo, presidente de la ONG Familiares de Victimas del Delito y del Tránsito en Mar del Plata, al realizar la concentración habitual del primer martes de cada mes, en reclamo de justicia y seguridad. Las pronunción luego de que, pocos días antes, asesinaran a Fabian La Bella, un comerciante que regresaba a su domicilio luego de un día de trabajo...Y hoy adquieren más fuerza que nunca, pues ayer asesinaron a un chico de 24 años en la casa de su novia (o amiga, según el medio que se lea), mientras preparaban la cena y en presencia de una criatura, hija de la chica, quien miraba televisión...

Otra frase que pronunció fue "un muerto mata a otro muerto", porque cada hecho delictivo tapa al anterior, hasta que los nombres de las numerosas víctimas de la inseguridad se van mezclando, a punto tal de perderse en la memoria. Sólo van quedando en el recuerdo de sus seres queridos, quienes persiguen una Justicia que no llega, que se duerme en el camino, para la cual, el asesinado es un expediente más, y el delincuente, otro.

Una inseguridad que soportamos porque no se implementan medidas serias, concretas y reales. Porque nuestra policía sufre la misma desprotección que los ciudadanos, con herramientas inservibles ante la peligrosidad de las que cuentan los ladrones. Una policía que debe comprarse ella misma el chaleco antibalas, o el uniforme de verano. Una policía que no tiene combustible suficiente para realizar los rondines...Una policía que, como se dijo hoy en un programa de radio, si se rompe un patrullero un sector importante de la ciudad queda sin servicio. Una policía que no es reconocida, ni aplaudida, ni cuidada, sólo cuando un efectivo es asesinado en cumplimiento del deber...Y si en ese cumplimiento del deber, para salvar una vida, el oficial mata al delincuente, no es condecorado...al contrario, se le retira la placa y el arma y sufre un proceso por homicidio como cualquier otro ciudadano, hasta que se aclaren las circunstancias del hecho.

Una inseguridad que cuando protesta, sólo recibe palmaditas en la espalda por parte de los funcionarios, quienes conforman a la familia de la víctima fatal por un tiempo, para que no hagan marchas, ni manifestaciones, ni reclamos...menos en plena temporada!! Escondamos que en Mar del Plata hay inseguridad!!

Una inseguridad que nos va atrincherando en nuestras propias viviendas, escondiéndonos detrás de rejas, alarmas, sistemas de monitoreos privados, en donde nos vamos despojando del sentido comunitario y cada vez sabemos menos del de al lado. Si matan a nuestro vecinos, acompañamos en el sentimiento, y al día siguiente los dejamos solos en su reclamo de seguridad...que ya no es sólo para ellos!! No comprendemos que cuando vos perdiste a un ser querido, la lucha que sigue es para que A VOS no te pase lo mismo...Y VOS mirás para otro lado!!

Mientra sigamos mirando para otro lado, vamos seguir cayendo víctimas de la delincuencia...Un frío cálculo nos dice que si en 9 días fueron asesinadas dos personas...al cabo del mes de enero casi 7 marplatenses habran muerto en manos de los ladrones...y a fin de año, seremos 84 vecinos menos... Suena a abstracción...a algo que no comprendemos...Es una simple proyección matemática...Pero esos posibles 84 homicidios serán personas, con nombre y apellido, con una familia, con un trabajo. OCHENTA Y CUATRO PERSONAS que hoy tienen sueños, proyectos, metas...y que no sabemos quiénes de los habitantes de la ciudad pueden ser...La inseguridad es una perinola que da vueltas y cuando se detiene, se puede llevar la vida del que más queremos, o nuestra propia vida...

Ninguno de los familiares de las víctimas de la inseguridad pensaron que a ellos les tocaría vivir esta situación...Ninguno imaginó jamás que el esposo, hijo, amigo, hermano, ya no entraría más por la puerta al final de la jornada. Ninguno pensó que no volvería a escuchar su voz. Ninguno sospechó que el último beso o abrazo, fue el ÚLTIMO de verdad...

Comencemos a participar. Comencemos a cambiar algo y que a fin de año, esta estadística que cantan los fríos números, sea exagerada. Comencemos a exigir y a saber qué pasa en nuestros barrios, a nuestro alrededor... Si nos quitan la vida, nos quitan la posibilidad de todo.

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