viernes, 26 de abril de 2013

Ni los unos ni los otros.



Basta de antinomias. Ser de un bando o del otro es uno de los peores problemas que tenemos los argentinos. Vivir en la vereda de enfrente es mirar al otro como el contrincante al que tenemos que vencer o convencer de su error. Y no opinar como "la mayoría" nos convierte en enemigos públicos número uno de todo lo que no sea igual a ESO que nos quieren vender.


Nadie es monedita de oro ni billete de 100 (pesos, dólares o euros...lo dejo a vuestro criterio) para gustarle a todo el mundo, pero sí, cada uno tiene derecho a su propia opinión. Desde la mesa familiar a los medios de comunciación, desde la charla de compañeros de trabajo hasta las convicciones ideológicas, todo está teñido de este enfrentamiento estéril y pueril en el que otros nos meten pero que, a la hora de la verdad, sacan grandes beneficios.


Nos distraen, nos relatan un cuentito y a nuestras espaldas se tejen negociados tremendos. Reparten objetos como para mostrar lo preocupados que están, pero eso que se reparte (netbooks, planes, lo que sea) es sólo el 5% de lo que habría que invertir para que las próximas generaciones tengan el futuro que se merecen. Nos dicen que plata no hay para obras, servicios, insumos, pero ninguno de los que nos lo dice vive en la indigencia, se atiende en un hospital público, ni viaja en tren o en colectivo.


El gas se exporta, la energía eléctrica está subsidiada, no se han hecho obras o inversiones...Muchos argentinos aún viven en la indigencia y ni siquiera reciben la miseria de la asignación por hijo, ya que en ciertos rincones del país, recónditos y alejados, ni siquiera inscriben a sus hijos en el registro civil...si no hay DNI...no hay subsidio, ni ayuda, ni nada...no hay educación, no hay salud...sólo hay miseria y pobreza. Y en los casos que sí hay DNI, los señores de los feudos provinciales se encargan de perpetuarse en el poder a cambio de una caja de alimentos que no volveran a ver hasta dentro de cuatro años, cuando nuevamente necesiten el "voto".


Los hospitales públicos son una calamidad (la parte humana merece un aplauso de pie, porque hacen milagros). Lo que no sabemos, o ignoramos, o muchos prefieren evitar pensar, es que ESE hospital público que tiene sus paredes descascaradas, en donde a veces no se consiguen vendas o material para hacer radiografías, que ese lugar que miramos con desprecio porque está en total estado de abandono...LO PAGAMOS TODOS, ES NUESTRO y no hacemos nada para defenderlo.
La escuela a la que acude el chico pobre, cuyos padres no pueden abonar la cuota de un colegio privado (a donde los laburantes envían a sus hijos, haciendo un sacrificio sobrehumano, para que no pierdan días de clase por los paros) LOS PAGAMOS TODOS, ES NUESTRA...y tampoco hacemos nada para defenderla.


 Hace más tiempo del que recuerdo se habla por las redes sociales y los medios del estado lamentable en que se encuentra el hospital neuropsiquiátrico Borda. La falta de gas del año pasado en pleno invierno, algunas investigaciones mientras la noticia fue "top" y que luego se invisibilizó por la nota de ultimo momento que la tapó y ahogó, quedando debajo de una alfombra que, hoy en día, no ve el que no quiere. Hoy nos enteramos de la represión, que médicos, enfermos y periodistas han sufrido golpes y heridas, que un espacio público ha sido negociado por los "grandes bandos enemigos" a nivel político para traspasar la nueva sede del gobierno porteño, es eso que se gestaba a nuestras espaldas mientras nosotros, el pueblo, estábamos siendo distraídos con los pequeños escandaletes que ocupan diariamente las pantallas.


El problema de los grandes medios no es ser opositores u oficialistas. Es que ninguno se dedique a mantener la vigencia de los temas puntuales. Y, más allá de esas "peleas", también les hacen el negocio a quienes tienen a su cargo la administración de nuestros bienes comunitarios...Sí, la escuela, el hospital, la comisaría, el juzgado, son bienes tan comunitarios como una plaza, una calle  o cualquier cosa que se les ocurra, porque, amigos...LO PÚBLICO ES NUESTRO. Y NO LO CUIDAMOS...


En nuestro país nos distraen con las antinomias. El Boca-River político nos entretiene pero nos aleja de lo fundamental...Para muestra alcanza el botón (en todos los sentidos) de Fariña, que se pasea por los canales "farandulizando" un tema gravísimo como el lavado de dinero, distrayendo la mirada de los protagonistas reales. Nos quedamos con el divorcio, la pelea, la opinión, la vida extrconyugal en otro país...y nos olvidamos o vamos dejando a un costado el verdadero origen de este escándalo que, en un principio, parece divertido, pero que nos habla de lo que no se hizo...


No se hizo lo que correspondía en las vía ferroviarias y así evitar la tragedia de estación Once. No se hizo lo que se debía y La Plata sufrió la peor catástrofe de su historia, quedando aún la sospecha del número de muertos, sin contar las innumerables pérdidas. Todos los días vemos y nos seguimos sorprendiendo con chicos cada vez más pequeños iniciándose en el delito, impunes gracias a su edad, provocando desgracias familiares sin sentir el más mínimo arrepentimiento. Todos los días vemos como, algunos, hacen verdaderos milagros con las pocas herramientas que el poder político les da para impartir justicia, educación, salud o seguridad.


Acá no se trata de Boca-River...No se trata de K-AntiK ni de Pro-AntiPro...Ni los unos ni los otros. Se trata de cada uno de nosotros, los argentinos, que seguimos permitiendo que nuestros políticos hagan lo que quieran, eternizandose en el poder, tan omnipotentes que ni siquiera tienen en cuenta la posibilidad de la muerte para preparar un sucesor capaz de continuar con la gestión administrativa de la República...¿Para qué? Acá se trata de mejorar el patrimonio y lograr que nadie pueda investigar...o estirar tanto tiempo el juicio como para lograr que prescriba. Alguna vez...¿será justicia?

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