domingo, 26 de enero de 2014

Los excluidos de la década ganada (segunda parte)




 A veces una quisiera que ciertas noticias fueran todo lo buenas y positivas que sus anuncios pretenden. Y, seguramente, muchos se beneficiarán con el programa nuevo para que los jóvenes bautizados "ni-ni" (ni estudian, ni trabajan), puedan culminar sus estudios y, tal vez, tener un panorama de vida diferente al vislumbrado hasta el momento, haciendo algo positivo para cambiar el rumbo de sus vidas. Ojalá.

Sin embargo el anuncio y la tela que deja para cortar, sigue desnudando causas y efectos en los que una se pregunta si anunciar un programa para pagarle a los chicos para que estudien amerita que lo hagan con bombos y platillos o más bien con un poco de vergüenza al reconocer que, tras diez años de gestión bajo el mismo signo político, en algo han fracasado.

Las imágenes elegidas para ilustrar esta nota (tomadas de la web) nos revelan cosas. Por ejemplo que chicos nacidos y criados durante estos diez años fueron excluidos del sistema. Porque para poder aprovechar las ventajas que van recibiendo para ser "iguales", además de una asignación o subsidios, hace falta "cultura"...educación de la otra, de esa que se da en la casa y que, por lo visto, estos pibes no recibieron...ni reciben.

Leo por ahi que en varios sectores de la ciudad hay chicos menores que se drogan a plena luz del día, cerca de grandes comercios y escuelas, o incluso a pocas cuadras del palacio municipal hasta hace un tiempo había una barrita que mal vivía en una plaza, robando a comercios y transeuntes, sin que nadie "pudiera hacer nada"; concepto que aunque alguien relacionado al tema intentó explicármelo varias veces, no había forma de que consiguiera comprenderlo, no había manera de hacerme entender que ni un juez o fiscal o funcionario relacionado con el tema, no pudiera llamar a un patrullero, tomar a esos menores, buscar a sus padres o familias y en caso de no tenerlas, llevarlos a una entidad a donde les dieran comida, revisación médica, una cama para dormir y, sobre todo, educación. Todas las respuestas conducían al mismo lugar "no los pueden tocar", "si los chicos no quieren ir no pueden obligarlos", "se los invita a ir a un refugio a pasar la noche, pero si ellos no quieren no puede hacerse nada" y una larga serie de "no se puede" que nunca me convencieron.

Leo también por ahí que durante un traslado se fugó un menor que es el responsable de varias muertes, ya que al ser menor no puede ir acompañado de oficiales de policías para "resguardarlo" de una imagen  ¿represora?. En consecuencia, amigos del chico redujeron el vehículo, y lo ayudaron a fugarse. Los marplatenses conocemos bastante de estas historias como para comenzar a preguntarnos si la convención de los derechos del niño puede ser aplicada en casos de jóvenes con un historial criminal tan amplio y cuando se ve que el chico vive su delincuencia como si fuera lo máximo, sin arrepentirse verdaderamente de los crímenes cometidos y continuando dentro de la vida delictual.

También alguna vez alguien me comentó que muchos de estos delincuentes juveniles, no llegan a cumplir los veintitantos años ya que pueden morir en un enfrentamiento policial, durante un "ajuste de cuentas" o a causa del consumo de drogas que los va consumiendo de a poco o los revienta por una sobredosis.

Todos estos casos son, repito, de pibes nacidos y criados dentro de la década ganada. Pibes que hace cuatro años debían haber estado dentro de un marco de contención y beneficiarios de la asignación por hijo que perdieron al dejar de concurrir a la escuela, por decisión propia (me permito una disgresión: en  mis tiempos ningun pibe menor de 18 tenía decisión propia por el simple hecho de ser menor...y luego de esa edad había que estudiar o trabajar, cuando no ambas cosas)  y porque fueron víctimas de una familia a la que poco le importaba el futuro de esos chicos...y de un Estado que jamás investigó por que un pibe quedaba afuera del sistema.

La década ganada nos dejó un tendal de chicos muertos por la droga que entra al país como un colador por las fronteras que no tienen radares, víctimas de los peces gordos que nadie controla, y chivos expiatorios de un sistema que encuentra el 10 o el 20% de lo que ingresa y se trafica al país. Y nos dejó la incógnita de ver pibes en las calles a cualquier hora sin que ningún adulto se haga responsable, y sin que ninguna institución tomara cartas en el asunto, comprendiendo que un pibe de cualquier edad no puede estar solo en la calle a altas  horas de la noche y que si se droga necesita urgentemente ayuda, una ayuda que no llega y que lo hunde cada día más en el embrutecimiento, en el delito y en la inevitable muerte. Es un chico, no sabe pedir ayuda, está solo y desconfía, como un perrito al que han apaleado muchas veces, de cualquier mano que quieran tenderle. No va a a ser fácil la tarea, pero si seguimos dejando pasar "décadas ganadas", ningún pibe saldrá de la calle, por muchos planes, programas y subsidios que les den.

Los pibes excluidos de la década ganada no son solo aquéllos que salieron del sistema escolar para ayudar a sus padres con un trabajo en negro (y, mención aparte, ¿no es gravísimo que despues de diez años de "década ganada" nuestra presidente hable de chicos  y adultos que trabajan en negro?). Los excluidos de la década ganada tambien son los pibes, que no nacieron chorros, y que el Estado abandonó a su suerte sin hacer nunca nada para que  sus vidas tuvieran otro destino. Cada pibe delincuente es un producto de estos diez años de olvidos y discursos vacíos de respuestas reales. ¿Dios, la patria o alguien se los demandará?

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