jueves, 11 de septiembre de 2014

La sociedad estigmatizada.

Cada tanto en nuestra sociedad argentina se van imponiendo palabras para distraer la atención de los temas importantes y que se impongan temas que, más allá de su relevancia, nos hagan apartar la atención de cosas mucho más graves que ocurren a nuestras espaldas...y ya estén impuestas cuando nos demos cuenta.

La frase que se está imponiendo hace un tiempo es "jóvenes estigmatizados". Ya sea por vivir en zonas de bajos recursos, por su historia familiar, por su historia de vida, quienes se autoproclaman defensores de los derechos de éstos chicos, son los que más los estigmatizan. Sí, porque con esa excusa, buscan nivelar para abajo, dejarlos en esa situación de pobrecitos, la famosa "incómoda zona del confort", adormecidos por planes, subsidios, becas, palmaditas en la espalda y, ahora, el cambio de la forma de calificar exámenes y dar notas en las escuelas.


En el día del maestro, el gobierno ha decidido rendirle homenaje a quien abrió las puertas de la Educación...nivelando para abajo. Civilización o Barbarie, escribió el prócer, quien debe estar revolviéndose en su tumba y escupiendo espuma verde ante la atrocidad que se le ocurrió a uno que, evidentemente, no sabe lo que es estudiar, esforzarse, pasar horas frente a los libros, buscando información, leyendo hasta que los ojos se cruzan, recorriendo bibliotecas para preparar un exámen y lograr una nota de excelencia, o al menos digna de nuestros esfuerzos.

Recuerdo haber sido un desastre en la primaria. Por rebeldía, por traumas de cosas que sucedieron en mi familia y al no tener un control sobre mis actividades escolares, directamente no estudiaba. No completaba las tareas, presentaba las hojas en blanco. Tenía un total y absoluto desinterés, lo confieso, sin embargo, si alguna docente me motivaba, o algún tema despertaba mi interés, ponía todo mi empeño en aprenderlo. Recuerdo, incluso, haber tenido un 0 en un examen y estar hasta orgullosa de él...no por la calificacion en sí, sino porque había resistido a la tentación de copiarme, posibilidad que me habían brindado un par de compañeritos de banco sabiendo mi negativa rotunda a estudiar.


Fue un proceso, pero en algún momento salí de esa oscuridad personal y decidí completar mis estudios y hasta hice un paseíto por la universidad durante un par de años. Y ahí sí, me destaqué, le puse ganas y saqué las mejores notas. Durante mis años de "rebeldía educativa" jamás me sentí "estigmatizada" porque era absolutamente consciente de que no hacía lo que tenía que hacer...sentarme en la mesa, tomar los libros y estudiar. Jamás me sentí señalada con el dedo de "mirá, ahí va la burra", porque era consciente de que si yo quería, podía sacar las mejores notas del curso...Pero cuestiones personales, ligadas a mi propia historia personal, me habían llevado a expresar mi enojo con el mundo de esa forma, totalmente rebelde a cumplir con mis obligaciones escolares.

Tampoco durante mis años de "cerebrito" estigmaticé a quien no alcanzaba a comprender los contenidos de las materias. Al contrario, más de una vez, previo a algún examen, a mi casa concurrían compañeros a quienes explicaba de la forma que mejor me salía lo aprendido, para que ellos pudieran afrontar las mesas y no llevarse las materias...De hecho, algunos hasta terminaban sacando mejores notas que yo!!

Que un docente ponga un 1, 2 o 3 no es "estigmatizante"...es real. Es la forma de medir el conocimiento del chico. Es la oportunidad de saber qué comprendió de lo brindado y, si se puede, de reforzar los contenidos y apelar al recurso de la maestra particular para ayudarlo. O, como en mi caso, de ver qué esconde una criatura de 11 años que hasta el ciclo lectivo anterior era una alumna cumplidora y de buen promedio.

Evidentemente a alguien le hicieron mucho "bullyng" con el tema de las cargadas por no saber la lección, o llevarse materias. Y evidentemente, en lugar de superarse, aprender e impulsar a que los chicos sean cada vez mejores, ese alguien prefiere nivelar para abajo, tener una sociedad burra, fácil de llevar y convencer para, tal vez, que no protesten cuando los que sí tuvieron oportunidades y conocimiento, se acercan al poder con intenciones poco dignas.

La palabrita, además, se usa para mencionar a los chicos que recurren a la delincuencia como forma de vida. No "estigamticemos" al chico que toma un arma cargada y dispara contra una persona que va o viene de trabajar para sostener a su familia y a la de todos los funcionarios que solo quieren cobrar su cada vez más abultada dieta a fin de mes, sin importarle nada del "chico estigmatizado" por la sociedad pero por el que ninguno de ellos hicieron nada desde sus cómodos sillones, en sus oficinas climatizadas, con vidrios blindados y custodiados por personal de seguridad.

Las palabras tienen su propio peso y su propia definición. Un delincuente es un ladrón, asesino o violador. Así se los define por sus actos. Y quienes no quieren que se "estigmatice" con bajas notas o con las palabras correctas, sólo buscan generar la ignorancia de todos.

Para lograr algo hay que esforzarse, trabajar, estudiar y aprender. De lo contrario, sólo lograremos una sociedad ignorante, burra, fácil de conducir por un grupo de "iluminados" que, en realidad, son unos avivados angurrientos de poder.

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