lunes, 8 de septiembre de 2014

La cultura de la justificación.

"Yo soy un tipo con cierta ambición; me considero un niño con ambición. Y como he tenido posibilidades de desarrollarme, no me he transformado en delincuente.Un chico si no tiene posibilidades, le genera una violencia muy profunda, y ni hablar apoyado con la droga, y va a buscar lo que cree que es suyo". (Pablo Echarri, actor).
http://www.infobae.com/2014/09/08/1593334-echarri-defendio-szifron-la-mesa-mirtha-y-la-polemica-se-instalo-las-redes-sociales


La cultura que justifica lo fácil, el modo violento de acceder a lo que se desea, aunque ese algo le cueste la vida a otra persona. Una cultura en donde la Justicia mira para otro lado, justificando el asesinato, el robo y la violación y acusando a quien se rompió la espalda toda su vida para tener algo de confort.

Una cultura que permite sueldos obscenos a funcionarios y otorgan subsidios miserables que no alcanzan para un litro de leche y un kilo de pan por día, sin hablar de verduras, carne y otros alimentos, sin contar vestimenta, higiene, salud y educación.

Una cultura que se llena la boca hablando de los derechos humanos, mientras los pibes están en la calle, bajo la lluvia, en medio de la neblina, haciendo malabares, pasando frío, drogándose, a pocas cuadras de edificios públicos en donde esos que dicen "defenderlos" toman su café caliente, sentados en cómodos sillones, en ambientes climatizados.

Una cultura en donde es muy fácil decir "si yo no hubiera tenido posibilidades, hubiera sido delincuente"...y no promover a esos chicos que los miran, deseosos de lograr lo mismo que tienen los seguidores del "modelo" a que se esfuercen, estudien, trabajen.

Una cultura que reconoce el trabajo en negro, criticando a los empresarios que pagan en negro, pero pagando en esas condiciones a sus empleados, que se ven obligados a realizar paros y huelgas para lograr llevar esas sumas "no remunerativas" a los sueldos básicos. Paros y  huelgas que perjudican, justamente, a esos mismos chicos que hacen malabares en las calles, que piden una moneda, que en algún momento la frustración los vuelve violentos y la exposición los conduce hacia los malandras que los utilizan para delinquir porque son menores y no van a la cárcel.

Una cultura que nos dice que es mejor ser la "figura" del momento, mostrando sus cuerpos modificados quirúrgicamente, como objetos en venta en una subasta al mejor postor, sabiendo que deben lograr la gloria y la fama antes de que la edad los deje a un costado del camino, porque no se prepararon para otra cosa que no sea obtener dinero fácil.

Una cultura que olvidó el orgullo del trabajo, del sacrificio, de los años de estudios, de lograr comprar algo, pequeño, chiquito, pero con lo obtenido a través del trabajo decente, digno. Una cultura que no se mira al espejo y que no le rinde homenaje a sus antepasados, esos inmigrantes que huyeron de una guerra hacia una tierra de paz, que trabajaron de sol a sol y lograron que sus hijos sean médicos, abogados, arquitectos.


¿Volveremos alguna vez a esa cultura que vio nacer a una Argentina floreciente, grande y próspera?

No hay comentarios:

Publicar un comentario