domingo, 12 de marzo de 2017

La risotada grotesca.



Año 1997. El intendente Helios Eseverri prohibe un recital de la banda "Patricio Rey y sus rendonditos de ricota",  por considerar que la seguridad de la ciudad de Olavarría no se halla preparada para soportar la presencia de los 12.000 concurrentes y el temor a los actos de violencia y vandalismo que algunos de los seguidores del grupo han cometido en otros encuentros. Además, el lugar en donde se  realizaría el mismo, no contaría con la infraestructuras suficiente.

Propios y ajenos cuestionan la decisión de Eseverri, avalada por la justicia ante una presentación realizada por los organizadores del recital, pidiendo anular esa determinación. Eseverri es tratado de todo lo imaginable, por arruinar la celebración de los fanáticos y considerarlos violentos. Si, hace 20 años, cuando aún la droga y el alcohol no eran moneda tan frecuente. Cuando solamente una a concurrir 12.000 personas.

Año 2017. Veinte años después,  en la misma localidad, el actual intendente de apellido Galli dice que no se imaginó lo que iba a ocurrir. Que estaban preparados para recibir "tan solo" a 170.000 personas y de la nada aparecieron 300.000 seguidores del Indio Solari, ex líder de aquella banda cuyo recital fue suspendido por el 5% de la concurrencia actual.

Un cronista dice que tuvo la sensación de estar en Un "feedlot", una forma elegante de decir que parecía un matadero de vacas (o cualquier otro animal) en donde los amontonan sin importar mucho sus vidas. Otro dice que días atrás, un mensaje del músico en las redes advertía "cuiden al de al lado", quizás como para cubrirse ante el posible tsunami que sería tener a semejante cantidad de personas juntas, en un espacio cerrado.

Otro asistente, con acceso a los medios nacionales de comunicación, escribe su odisea para llegar hasta el estadio, en donde nunca cortaron su ticket, cuyo valor único e "igualitario" es de 800 pesos.

Saco la cuenta de 800 sobre 300.000 y mis ojos no creen el numerito que aparece en la pantalla. Alguien me dice que no crea que es tanto, porque muchos concurrentes van a colarse, aprovechando el tumulto. Pongamos que de los 300.000 de colaron la mitad, y sigue siendo una cifra abismal, al menos para mi, una pobre ciudadana común.  También pienso en quienes sí pagaron esos 800 pesos y cuya seguridad no estuvo garantizada para que "los pibes no armen bardo"...cosa que a la vista de los hechos no ocurrió.

Somos el país de Cromagnon,  de Time Warp, de Once y de tantas tragedias en donde la falta de previsión provocó la muerte de cientos de personas. Somos el país en donde unos pocos que eligieron ir a un recital, rompen lo que encuentran a su paso porque "son rebeldes contra la sociedad de consumo"y les pintó así, loco!

Mientras tanto, leo por ahí que el acuerdo entre Galli, actual intendente de Olavarría y la productora del recital fue un canon de 300.000 pesos por el uso de La Colmena ( UN PESO POR PERSONA). Y la comuna de Olavarría tuvo que hacerse cargo de acondicionar el lugar para el recital. Y de los gastos para trasladar a los seguidores que no llegaron a tiempo a la terminal de micros o que sufrieron la pérdida o el robo de sus objetos personales, quizas con la idea de evitar daños mayores. Algo tarde, porque mientras tanto, quemaron parte de la boletería y alguien deberá hacerse cargo del vandalismo. ¿Por qué lo deben pagar los vecinos de Olavarría?

Mientras tanto,  el tipo que dice que el lujo es vulgaridad, llega y se va en avión privado, pone cara de víctima, le echa la culpa a vaya saber quién y chequea el depósito de los 800 por persona (y en efectivo) que cobró como entrada, piantando un lagrimón por las víctimas y pensando en cuando hará su próximo recital, olvidando que critica al capitalismo y a la sociedad de consumo que él mismo exprime.

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