sábado, 1 de julio de 2017

"Nadie hablará de nosotras cuando hayamos muerto".



El título de la película de Agustín Yañez me estuvo rondando todo el día. Y una pregunta. ¿Qué tienen en común María Silvia Legato (65), Roberto Estivill (91) y Beatriz Susana Onnainty(76)?

Nadie recuerda el nombre de las dos mujeres, quizás si a la primera mencionada, quien ayer viernes apareciera en algunos medios locales. Pero a la segunda mujer, muy probablemente, nadie la recuerde.

De Roberto Estivill podemos hablar mucho. Se dijeron demasiadas cosas. Se lo usó como un símbolo, como bandera para la indignación popular. Con pésimo mal gusto alguien subió una foto de su cuerpo tendido en una escalera y se escribieron distintas consignas.

Repito mi pregunta: ¿qué tienen en común María Silvia Legato, Roberto Estivill y Beatriz Susana Onnainty? Por sus edades, los tres eran jubilados los tres, según los diferentes informes periodísticos, sufrían de depresión. Y los tres se suicidaron en el último mes de junio.

Pero, desgraciadamente, tanto María Silvia como Beatriz Susana eligieron un final menos dramático, tal vez por falta de recursos, o por la clase de depresión que padecían...quizás les resultó la forma más fácil o rápida de "resolver" esos problemas a los que ellas no les veían solución.

Roberto Estivill, quedó demostrado, no tenía problemas económicos ni había perdido ningún beneficio que tuviera, al contrario, había recibido la reparación histórica y cobraba un haber jubilatorio más que envidiable. Se me hace que no tenía alma de martir para inmolarse en nombre de tantos abuelos a los que los $6.600 de la mínima no le alcanzan y tienen que subsistir gracias a que sus familias los ayudan, o porque aún tienen salud para continuar realizando alguna tarea.

Roberto estaba solo, triste, cansado, quizás enojado consigo mismo porque su cuerpo no le respondía de la misma forma que hace mucho tiempo atrás (Sé de lo que hablo, porque vivo con una mujer de 75 años que tiene una mente de 25 y se niega a aceptar que NO PUEDE hacer algunas cosas, se enoja cuando se le pide que espere a recibir ayuda y se hace agotador, muchas veces, porque su deseo es que su cuerpo responda a su voluntad, como ocurría en su juventud).


Roberto eligió un organismo público para suicidarse de una forma violenta. Quizás porque su soledad lo empujó a que ese último acto de su vida tuviera muchos testigos, tantos como no lo tuvieron los ultimos tiempos que vivió. Y eso lo transformó en tema del día para todos los medios, en "Trending Topic" en las redes, en minutos de opinología partidaria (porque, amigos, la política es otra cosa). Una opinología que dio asco, porque no esperaron a saber su historia, porque se apuraron a buscar a un culpable y colgarlo mediáticamente (y menos mal que esos no forman parte de un tribunal de justicia real, porque morirían muchos inocentes en sus manos!).

Ni María Silvia, ni Beatriz Susana serán parte de todos los programas televisivos, los fanáticos partidarios de uno u otro grupo o candidato ignorarán supinamente quienes son, qué hicieron y, sobre todo, las verdaderas causas de sus muertes. Porque ellas no eligieron un lugar conveniente para morir. Ellas prefirieron hundir sus penas en el mar y que las olas se las lleven, junto a sus vidas.

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