jueves, 30 de septiembre de 2010

¿Hasta cuándo?

                      ¿Hasta cuándo la inseguridad, en todos los aspectos de nuestra vida, va a continuar siendo el tema del día?





                      ¿Hasta cuándo los obreros de la construcción continuarán padeciendo la irresponsabilidad de quienes no los proveen de las herramientas necesarias para que su trabajo sea seguro?



                       ¿Hasta cuándo los conductores de Mar del Plata vamos a tener que soportar la imprudencia de automovilistas que deben estar seguros de que las luces intermitentes de su vehículo son ornamentales?



                      ¿Hasta cuándo en los barrios periféricos de la ciudad el miedo le va a ganar la batalla a la justicia y a la seguridad?



                      ¿Hasta cuándo los responsables de la aplicación de la justicia van a continuar dejando en libertad a delincuentes y asesinos, mientras el resto de los ciudadanos vivimos enrejados en nuestros domicilios?



                       ¿Hasta cuándo no van a utilizarse las medidas de seguridad en camiones de carga para evitar accidentes en las rutas?



                        Durante mucho tiempo he permanecido al margen de ciertas cuestiones, como muchos otros ciudadanos, porque existe un pensamiento mágico de "a mí no me va a pasar". Y he mirado por televisión o leído en los diarios la larga lista de accidentes y muertes desde un cómodo sillón, emitiendo un simple "che, qué barbaridad!"



                       Hasta que un día pasa algo, algo que me hizo caer en la realidad. Que eso que veía en el noticiero del mediodía o en el diario me puede pasar. Nos puede pasar. Y, efectivamente, pasa. Desde ese momento se produjo un quiebre y una toma consciencia de que si puedo contar el cuento, es porque hay algo que debo decir.



La seguridad es algo que debemos construir entre todos. Cuando uno conduce un vehículo y realiza una mala maniobra para ganar tiempo o por la razón que sea, no sólo está poniendo en riesgo su propia vida. Está poniendo en riesgo la vida de los demás. La doble fila, la vuelta en "u", no utilizar las luces de giro, cruzar el semáforo en rojo, no respetar la senda peatonal, hablar por celular cuando se maneja, conducir en estado de ebriedad son faltas que pueden producir una muerte. Y son faltas evitables, poniendo voluntad de hacer las cosas bien.



Cuando alguien dirige una obra en construccion tiene en sus manos la vida de todas las personas que van a trabajar en ese futuro edificio, además de las personas que lo habitaran o concurrirán a él, ya que cualquier falla en el diseño o en los materiales puede ocasionar una tragedia. Que un sólo obrero haya muerto ya debería haber sido una señal de advertencia para el sector, sin embargo los accidentes continúan produciéndose, con saldos lamentables.



Luego del accidente en Santa fe observé los camiones con acoplados que circulan por algunas de las arterias de la ciudad, y pude ver que muy pocos cumplen con las medidas de seguridad que corresponde. Por ejemplo, pocos son los que llevan las bandas reflectivas en condiciones o en lugares visibles, son muy pequeñas y en otros casos, directamente no las tienen. Entonces, cuando ocurren las tragedias, muchos se desgarran las vestiduras buscando culpables. O como cuando los choferes de micros de larga distancia no cuentan con las suficientes horas de reposo, lo que puede ocasionar la pérdida de muchas vidas.



En otro orden, en los barrios periféricos se vive otro nivel de violencia e inseguridad. Hace años que las empresas que distribuyen diversos productos son asaltadas. En algunos casos llevan custodia. Una empresa decidió directamente no repartir más en un sector de la ciudad luego de que a un miembro de la custodia lo rociaran con combustible y lo amenazaran con prenderle fuego si no entregaba la recaudacion que llevaban. En otros casos, algunas pagan un "peaje" a los delincuentes para poder trabajar. Todos conocen quienes son, pero nadie habla, nadie "buchonea", ya que no quieren ser la próxima víctima de los delincuentes que viven en el mismo barrio.



Escucho que, nuevamente, cambian a jefes policiales. Cada vez que ocurre algo, cambian a los altos mandos, los relevan... pero la delincuencia sigue. ¿Sirve realmente cambiar a los jefes de las comisarias, cuando los delincuentes que generan temor e inseguridad son los mismos? ¿Por qué no cambian a los jueces, ya que están, que son los que permiten que los criminales estén libres? Hace algunos días hubo una pelea entre varios hombres, aparentemente por cuestiones afectivas y dos resultaron muertos. En el diario leo "uno con frondoso prontuario y hasta un asesinato". Me pregunto: ¿qué hacía suelto? ¿No debería haber estado en la cárcel, detenido, o algo...? ¿Cómo es que un delincuente con frondoso prontuario y un asesinato esté libre, caminando por la calle?Las preguntas se repiten y dan vueltas por mi mente una y otra vez buscándole una lógica. Y para ciertas cosas no hay lógica, por más que existan leyes que digan lo contrario.



Por eso, exijamos en todos los ámbitos. Seguridad en nuestros trabajos, seguridad en nuestros vehículos. Seguridad en nuestras calles. Cumplamos las leyes y hagámoslas cumplir. Somos nosotros los que podemos construir un país más justo. Somos nosotros los que tenemos que dejar de preguntarnos ¿hasta cuándo? para comenzar a decir "hasta acá" y cambiar el curso de nuestra historia.

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