sábado, 10 de septiembre de 2011

Ocho menos, ocho más

       Una de mis contactos publicó una nota con una triste cronología: en menos de un mes ocho personas fueron asesinadas en la ciudad de Mar del Plata. Víctimas del delito "al paso". De esa violencia que no se comprende. Perdieron sus vidas porque aún no se comprende en algunos ámbitos que los civiles que trabajamos también tenemos derechos humanos.

        Raúl esperaba el colectivo y lo mataron por mirar a un sujeto al que no le permitieron el ingreso a un lugar nocturno. Así, de la nada, alguien se arrogó el derecho de arrebatarle la vida porque sí. Y porque sí, aparentemente el mismo sujeto, le quitó la vida a Ariel, en la puerta de la casa de su novia, para robarle la moto.

        Nuestras vidas valen una moto. Cuestan sólo eso, los treinta pesos que tenemos en la billetera. Y en algunos casos, ni siquiera eso, porque un asesino mata sólo porque alguien lo mira.
Tal vez sea imposible controlar una ciudad con más de 600.000 habitantes, y evitar todos los delitos. Sin embargo, que ochos personas sean asesinadas es un dolor que nos llega a todos. Porque cualquiera de nosotros podemos ser el próximo.

        Si continúa así esta situación, al cabo de un año habremos perdido casi cien vidas en la ciudad. Ya hubo demasiado dolor, demasiadas muertes y todos queremos caminar por la calle sin temor, sin pensar que quien viene de frente o caminando detras nuestro, es un posible ladrón. Es urgente que quienes tienen poder de decisión en cuestiones de seguridad tomen cartas en el asunto y definitivamente hagan lo que corresponda. Ya sea bajar la edad de imputabilidad (ya que el asesino de Raúl y posible asesino de Ariel es menor de edad). Ya sea no darles libertad condicional, o permitirles entrar y salir por una cuasi puerta giratoria.

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