sábado, 12 de noviembre de 2011

El Ital Park nuestro de cada día

     "Papito, llevame al Ital Park! Mamita, llevame al Ital Park! Yo quiero andar en los autitos chocadores...."

       Así arrancaba la canción que promocionaba aquél viejo y querido parque de diversiones que teníamos por la ruta 2 y que hace tantos años desapareció...y por lo visto muchos conductores, manifestando un deseo inconsciente reprimido (tal vez porque el parque cerro definitivamente sus puertas, no pueden satisfacer su necesidad destructora) utilizan las calles de la ciudad y los autos verdaderos, y así descomprimen esa represión interna.

      Enciendo la tele, y me entero que en distintas rutas la gente muere a causa de accidentes automovilísticos. Abro el diario, y leo que en las calles de mi ciudad "el choque nuestro de cada día" no falta y, al contrario, se multiplica y parecería que en vez de manejar con más precaución, los automovilistas compiten por ser el proximo titular en las noticias.

      Ayer no más, en Ruta 88 e Irala, un colectivo dedicado al transporte escolar y un taxi protagonizaron un tremendo choque. La combi terminó subida al cantero que divide las manos de la ruta. En esa esquina existen semáforos y, evidentemente, uno de los dos cometió una infracción. Aparentemente fue un hecho sin víctimas fatales, sólo se rompieron fierros dicen por ahí. Pero ¿hay que esperar a que una persona hubiera cruzado esa ruta, para considerar que el choque suma a la lista interminable de accidentes?

     Que mueran personas es gravísimo, y que a pesar de los controles de alcoholemia, las multas, los semáforos se continúe manejando imprudentemente, hace pensar en que esta comunidad tiene lo que se merece.

       Repito, veo terribles 4x4, autos de alta gama, cruzando semáforos en rojo, dando vueltas en "U", girando a la izquierda en avenidas. Y coches viejos, sin luces, sin VTV, muchos sin el seguro correspondiente, poniendo en grave peligro sus vidas y la de los demás.

       Por ahí, en una conversación entre compañeros de trabajo, escuché que le dan el registro a cualquiera. Y debo confesar que es cierto. Cuando concurrí a dar el examen de manejo, unos turnos antes que yo, pude observar cómo aprobaban a una mujer mayor que estacionó muy mal y el cinturón de seguridad se lo enroscó en el cuello. Como anécdota personal, este año sufrí un accidente tras el cual debí ser operada en la cara. En consecuencia, y para que no me quedaran marcas en el rostro, me realizaron un corte de oreja a oreja, a través del cráneo. Cuando concurrí a renovar mi registro, nadie me preguntó qué me había sucedido, ni comprobó si, efectivamente, estoy capacitada para manejar un vehículo...hasta me sacaron la foto con un turbante puesto, para que no se notara mi cicatriz (confieso que me llamó bastante la atención ese detalle).Comprendo que muchas veces, para evitar problemas con las personas, los agentes que toman las pruebas admiten ciertas cosas. Pero todos debemos considerar que un auto en manos de un conductor inexperto es un arma peligrosa y mortal.

       Las clases de manejo deberían ser mayores a las diez promocionales que otorgan las academias, y el exámen debería ser también más riguroso. El exámen médico debería ser tambien mucho más riguroso que la declaración jurada y la prueba óptica. Manejar bien, y que quienes lo hagan estén realmente capacitados para hacerlo, salva vidas...y muchas.

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