lunes, 28 de noviembre de 2011

¿El ojo que todo lo ve?

            Durante el último tiempo vengo escuchando que se habla de "inseguridad" en hechos que, a mi humilde entender, no tienen nada que ver con la delincuencia, y se le reclama a la policía principalmente, prevención en hechos que son absolutamente impredecibles.

            Como ejemplo, el caso de Tomás Dameno Santillán, un nene que desapareció a la salida del colegio en una ciudad muy tranquila, y luego encontraron su cuerpo en un campo, muerto. Otro ejemplo, cuatro mujeres asesinadas en La Plata, aparentemente por celos de la pareja de una de ellas. Y siguen los casos en donde sólo la locura es el móvil de una violencia que nos envuelve a todos.

            Se reclaman cámaras, accionar de efectivos, más trabajo a fiscales y jueces. Tristemente, cuando las pruebas no abundan o son eliminadas, por más que todos estemos convencidos de quién es el asesino, en un juicio no se pueden aportar como pruebas la intuición, el convencimiento general ni nada que no sea un testigo, una huella, un rastro de sangre, marcas de que la víctima se defendió.

            Si tuvieramos todo el país cubierto con cámaras de seguridad ¿podríamos evitar un crimen? Tal vez sí, porque el delincuente lo pensaría dos veces. Pero una persona enceguecida por celos, por rencor, por venganza, se mueve de otra forma. No calcula que hay una filmadora. Quizás lo único que aportarían sería la prueba de quién es el responsable de una muerte, pero el homicidio sería difícil de impedir.

           Igualmente me pregunto cuál es el valor legal de una filmación, cuando tengo conocidos que son asaltados en sus comercios y, al presentar el vídeo, sólo sirve para identificar al ladrón y luego tiene que esperar que un juez emita una orden de allanamiento, que se haga una rueda de reconocimiento, y aún así, a los pocos días el delincuente está suelto.

             Si tuviéramos un "gran hermano" a nivel nacional, muy probablemente bajarían algunos índices de delincuencia, pero no creo que se evitarían muchas muertes, porque no se puede estar sabiendo qué piensa o siente cada persona. Sobre todo aquéllos que, por sentimientos personales, deciden demostrar que pueden hacer lo que les parece con la vida de los demás. Allí se tendrían que ocupar otros sectores, concientizando a las personas (hombres y mujeres) de denunciar cuando viven una situación de abuso o violencia, y ahí sí, reclamarle a la Justicia actuar para poder alejar a los que amenazan nuestras vidas y cuidarnos de una muerte segura, que ninguna cámara de seguridad podrá evitar.

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