jueves, 22 de diciembre de 2011

Sobre atenuantes y "condenas sociales"

Leo las opiniones del día después. Y mi memoria trae el recuerdo de otros fallos. Y me pregunto si la Justicia no debe aplicar penas ejemplificadoras para la sociedad. Es decir, cualquier condena que se le dicte al acusado de un hecho delictivo es, de por sí, social. Porque un crímen, cualquiera sea, trasciende el ámbito privado. Ni siquiera cuando el criminal borra toda huella de su delito e, incluso, hace desaparecer a la víctima, ya sea con vida o muerta. (Y tal vez la única forma de que no pase al ámbito social sería el caso de una persona sin familia, ni amistades, ni nadie que se preocupe o interese por su ausencia.)

Un fallo judicial es, precisamente, un mensaje a la sociedad. Un mensaje de que el sistema funciona. De que si alguien hace algo incorrecto, la Justicia le hará pagar su culpa de una forma u otra. Una sentencia de por sí es un mensaje a la comunidad en que vivimos, para que sepamos que quien roba, estafa, viola o mata, tendrá una pena que cumplir.

En otra nota, un amigo dice que la justicia no está para satisfacer el deseo de venganza de la familia de la víctima. Es cierto, pero el deseo de venganza se esconde tras la frase "el que mata tiene que morir", el viejo ojo por ojo que se aplicaba en la llamda Ley del Talión.

Ninguno de los familiares de las víctimas del delito jamás ha pedido el "ojo por ojo". Piden justicia, pedimos justicia porque como sociedad necesitamos saber que quien comete un daño grave, tendrá una condena acorde al delito cometido. ¿Si una persona mata a un inocente, cuánto tiempo debería permanecer preso el culpable?

Las leyes dicen que no se puede conducir alcoholizado. Sin embargo, se utiliza como "atenuante" el hecho de que una persona que mató a otra haya estado drogado o ebrio en el momento del crímen. Aligerar la condena argumentado el estado de narcolepsia del criminal es avalar a cualquier otro delincuente a refugiarse bajo esa excusa. Es una carta blanca para que cualquiera sea irresponsable con su vida y con la vida de los demás.

Quienes nos levantamos todos los días para trabajar, pagamos nuestros impuestos, queremos poder salir a la calle sin la necesidad de pensar que alguien puede hacernos daño. Sin embargo, tenemos que hacer rondas para llegar a nuestras casas, vivir enrejados, cuidarnos entre vecinos y, cada día, rezar para que nuestros seres queridos lleguen de sus trabajos, o sus compromisos fuera de casa con vida.

No propongo la pena de muerte, porque sería caer en la misma violencia del criminal que mata. No creo en esa condena, porque sería demasiado fácil matar a quien mata. Que purgue la condena en la cárcel. Por supuesto, que las cárceles sean lugares de rehabilitación, de reinserción. No lo que son actualmente. Que los detenidos aprendan a convivir en una sociedad que tiene reglas y normas de convivencia. Y si un día vuelven a la calle, no representen un peligro para las personas que queremos vivir en paz.

(Adjunto enlace sobre la Ley del Talion http://es.wikipedia.org/wiki/Ley_del_Tali%C3%B3n

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