sábado, 4 de febrero de 2012

El Lugar más seguro del mundo

  Se me ocurre que el vientre de una mujer es un lugar sagrado. Se me ocurre que ese vientre, que lleva vida, es el lugar que nos separa de la realidad, donde estamos protegidos, cuidados, alimentados, un espacio que nadie debe invadir, ni violentar. El vientre de una mujer embarazada, se me ocurre, es (o debería ser) el lugar más seguro del mundo, para esa nueva vida que se está formando.

   Sin embargo parece que no todos piensan así. A la hija de una amiga la asaltaron en la parada del colectivo dos tipos (otra palabra no me sale, porque ya no creo que sean personas, aunque en lo formal lo sean) y le pegaron en su panza de seis meses. Ese nuevo ser ya se ha enfrentado a la violencia y a la inseguridad ya antes de dar su primera respiración. Y me imagino la furia en sus ojos oscuros, pero transparentes para transmitir lo que siente. Mi amiga no tiene término medio y vive cotidianamente la inseguridad. Imagino sus ojos, y se mezcla el miedo, la tristeza y una rabia descomunal, porque ella a sus hijos les enseñó a ganarse dignamente lo que tienen...



   Y mientras escribo, me acuerdo de otro bebé que supo de la violencia antes de nacer y que no pudo resistir: Isidro, el hijo de Carolina Píparo, quien recibió un balazo en su panza al ser asaltada en una salidera bancaria. Y se me ocurren tantos otros casos que tal vez no trascienden o no llegan a mi conocimiento, porque no se denuncia un robo en la parada del colectivo si no hay lesiones o víctimas.

   Sigo pensando en ese vientre materno, y sigo creyendo que debería ser el lugar más seguro del mundo. Evidentemente, algunos mal nacidos no alcanzan a comprender que ellos vinieron de ese mismo lugar.

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