lunes, 13 de agosto de 2012

El cuento de nunca acabar



(Imagen aportada por Walter Daniel Anania)

Hubo un tiempo en que se pensaba que, al haber una mujer gobernando el país, la lucha en contra de la violencia de género iba a tomar un rumbo real y efectivo. Que desde secretarías, departamentos o fiscalías creadas a tal fin, podría cortarse de una vez el maltrato familiar.

Sin embargo las cosas no han cambiado. Una se cansa de leer y escuchar de casos de mujeres golpeadas hasta casi la muerte por sus parejas, que retornan pidiendo un falso perdón y mintiendo un nunca más que se repetirá a la primera de cambio. Hasta el hartazgo de leer casos de mujeres que han sido quemadas vivas por sus parejas, delitos aumentados potencialmente desde el crimen ocurrido a Wanda Taddei, en febrero de 2010, tras siete años de gobierno del mismo signo político.

Si bien es una realidad que no se puede tener un policía, fiscal, juez en cada domicilio, también es real la desprotección de muchas mujeres que hacen las denuncias y, aún contando con una orden de restricción en su poder, son violadas, golpeadas o asesinadas por sus parejas o ex-parejas. La mujer china, cuyo hijo de apenas unos meses habría sido brutalmente asesinado por su propio padre, nos habla a las claras de que, por más buena voluntad que pongan, "algo falla" en el sistema de protección a estas víctimas.

Esa mujer, además de sufrir un derraigo y no tener un buen manejo del idioma, ya habia sufrido la violencia de su pareja y había realizado las denuncias pertinentes. Se le entregó un "botón de pánico" y, por lo que leí en distintos medios, debía tener un móvil policial custodiando su domicilio. El aparato, al ser como un celular, estaba cargándose, lejos de la mujer, y el móvil policial, muy probablemente cubriendo algún delito en otro lugar (y que quede claro que no estoy responsabilizando a los policías que tenían que haber estado allí, ya que todos sabemos sobre la falta de móviles y otras penurias que sufren nuestras fuerzas de seguridad). La mujer fue secuestrada junto con su hijo, el botón de pánico no cumplió con su objetivo de prevenir o reportar el hecho, y todos sabemos qué sucedió después.

Así también, hace unos días, ocurrió el juicio a un "señor" que tenía una orden de restricción por violencia familiar, quien disfrazado se acercó a la escuela de sus hijos y baleó a su ex- esposa...luego de que esta expusiera muchísimas denuncias y no se tomaran cartas al respecto.
Recuerdo el caso de otra persona, con orden de restricción, a quien la orden de la justicia no le importó demasiado, e igualmente se presentó en el domicilio de su ex-pareja, causándole lesiones a ella y asesinando al padre de la mujer, quienes vivían en los fondos de la vivienda.

Y así, muchos otros casos, en donde, analizándolos, se encuentra un factor común: la impunidad. Porque quien asesinó quemándo a Fátima, la victima que sucedió al caso de Wanda Taddei, no fue ni procesado ni nada. Un crímen que queda impune porque la "privacidad" del hecho, aparentemente, así lo determina.

Y por ultimo, el caso del día, el del ¿señor? que ilustra la nota, quien habiendo concurrido a buscar a su hija el día del niño, golpea salvajemente a la madre delante de la niña. Y los familiares, ya que una jueza ordenó que la criatura continúe viéndolo a pesar de que la niña no quiere (la violencia en un hijo genera temor y desconfianza hacia el padre golpeador, sé muy bien por qué lo digo), tuvieron que filmar la visita para demostrar lo poco que a él le importan tanto su hija, como la orden de un juez.

Y a partir de esto me pregunto si la Justicia no debería tomar otra clase de resoluciones para este tipo de casos. Como por ejemplo, la protección total y absoluta a las víctimas, facilitandoles incluso cambios de identidad y radicación. Si la Justicia no debería proteger a esos niños que sufren las agresiones a la que son sometidas sus madres (en estos casos) y alejarlos del progenitor que, muy probablemente, ejerza la misma violencia con los menores quienes, por miedo, no digan nada. Me pregunto qué sentirían esos jueces si quienes padecieran esa violencia fueran miembros de su propia familia.

Claro, me olvidaba que desde el mismo poder se avala el doble discurso de, por un lado, ponderar la "igualdad de género" y por el otro, que quien violó a una joven durante una salida transitoria o quien quemó viva a su mujer, reciban el beneficio de las "salidas de reinserción cultural". ¿Qué sucedería si durante esas salidas tienen un brote y golpean a alguien? No nos olvidemos que una de las excusas que se utiliza para reducir condenas, son, precisamente, los problemas por "emoción violenta"...¿Una persona con esa sintomatología, no debería recibir atención especializada y ser medicados, en vez de sacarlos a un "evento cultural"?

Nos falta mucho para terminar con el doble discurso machista, que por un lado nos pone a una mujer en el poder, y por el otro, continúa ignorando la realidad que viven muchisimas, demasiadas, mujeres argentinas.

2 comentarios:

  1. Hola Cris, tengo entendido que el caso de la mujer china dio un vuelco, y actualmente el padre fue sobreseído, mientras que ella y su amnte están presos por el asesinato: sería oportuno que lo chequees y modifiques la nota.

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