domingo, 27 de enero de 2013

¿El silencio de los inocentes?



            Nuestro país tiene una herencia triste de épocas más oscuras, una frase dolorosa que aún hoy muchos repiten "no te metas". Quien es testigo de un accidente o hecho delictivo, duda en ofrecer su testimonio porque sabe que se le vienen papeleos y complicaciones y es mejor enterrar en la memoria todo lo que pueda afectar a nuestras vidas, y termina haciendo como los (antiguamente) tres monos sabios: nada se ve, nada se oye, nada se dice.

            "El significado del tema de los tres monos es complejo y diverso; así como para la élite intelectual se encontraban relacionados con el mencionado código filosófico y moral santai, 'entre el pueblo el sentido era «rendirse» al sistema, un código de conducta que recomendaba la prudencia de no ver ni oír la injusticia, ni expresar la propia insatisfacción, sentido que perdura en la actualidad'" (extraído de Wikipedia)

                     Cuando un sistema de poder ha permanecido corrupto durante décadas, no resulta fácil que de la noche a la mañana funcione de forma tal que, quienes DEBERÍAN verse beneficiados con las bondades de leyes, ordenanzas y demás, realmente lo sean y que quienes no cumplen con las normas de vida en sociedad sean juzgados y cumplan sus condenas de forma tal que la misma sociedad a la que han perjudicado vea un resarcimiento de su parte.


                  Y no todos son corruptos dentro de este sistema perverso, que en realidad sólo busca beneficiar a una mínima porción de ciudadanos que alcanzan ciertos lugares de poder. Sin embargo, esos pocos íntegros, callan, no miran ni oyen para no perjudicarse a sí mismos, ante el lógico temor de perder sus pocos privilegios adquiridos...privilegios que dependen de quienes con un dedo deciden destinos, puestos y hasta hacer la vida imposible a quien, por conservar su consciencia transparente, denuncia lo que ve o lo que escucha.


                    Vivimos en una sociedad en la que no nos metemos si no nos afecta directamente, y en tanto y en cuanto no podamos sacar un provecho personal, aún cuando ese provecho personal pueda afectar a otros, o perjudicar la lucha de quienes buscan una sociedad mejor, en donde las leyes sean los que son: palabras que disponen cómo y qué hacer con quienes no cumplen con las normas y no textos literarios de libre interpretación para el "lector de turno" (léase juez, fiscal, abogado defensor o quien sea que participe de un proceso judicial).


                   Leemos con horror como padres y padrastros asesinan a golpes a sus hijos, y nos manifestamos en contra de semejante abominación. Sin embargo, hace años que estas noticias cada tanto sacuden nuestras consciencias y las olvidamos cuando otro hecho grave viene a ocupar su lugar. Si la ley dice que se debe proteger a los niños, ¿por qué no existe un sistema que le quite la patria potestad o tutela a esos padres o tutores y los entregue a hogares en donde reciban amor y buena calidad de vida? Alguna vez alguien, ligado al tema de menores, me contestó que nuestro país "privilegia los lazos biológicos" y (esto mucho antes de la asignación por hijo) se convencía a las parturientas que deseaban dar a los recién nacidos en adopción para que los conservaran, otorgándoles un subsidio (repito, ANTES DE QUE EXISTIERA LA ASIGNACIÓN POR HIJO).


               Lucerito así fue víctima de este tipo de "lecturas particulares de la ley" y terminó asesinada por sus propios padres (http://www.diariodecuyo.com.ar/home/new_noticia.php?noticia_id=229002), sin que, hasta el momento ningun funcionario de todos los que participaron de su historia haya dejado sus cargos. Ni el caso del juez López, quien otorgó libertades a dos culpables de violaciones y no sólo que reincidieron, si no que, además, asesinaron. ¿Quién se anima a denunciar a un juez?


              Mientras sigamos callando, cerrando los ojos y tapándonos los oídos, viviremos en una sociedad que sólo temblará cuando la tragedia golpee a nuestra propia puerta, sin salir a exigir que quienes ocupan puestos públicos (o sea, cobran sueldos que pagamos todos) formen parte de un sistema permeable a que pasen "pequeñas cosas" que, con el tiempo, se convertirán en bolas de nieve imposibles de parar. Se puede decir que tragedias como la de Once, en donde se fue dejando que nadie invirtiera, en donde nadie obligó a cumplir los contratos de las privatizaciones, son una muestra de las permeabilidades en donde muchos vieron, pero eligieron no decir nada.


              Lo estamos viviendo hoy en día con la cuestión de la inseguridad, en donde con la excusa de los derechos humanos, asesinos y criminales son tratados con liviandad, y quienes han sufrido las consecuencias deben peregrinar por los pasillos para conseguir algo de justicia. O quienes alzan su voz para lograr una sociedad más correcta para quienes cumplen con las leyes, sufren amenazas y deben exiliarse de su tiera, sin que nadie mueva un sólo dedo. O que, en plena democracia, siga habiendo desaparecidos. Paradojicamente, "exilio", "desaparecidos" y "no te metas"...tres herencias de tiempos oscuros que aún siguen lastimando lo más profundo de nuestro ser nacional.

2 comentarios:

  1. Quizás todo esto sigue ocurriendo porque se le llama Democracia a solo una de las tantas variedades de neo-totalitarismo instalándose en nuestro país.
    Las formas pueden variar, pero hay indicios que siguen siendo los mismos: altos y turbios ingresos para el grupito que está en el poder (porque con dinero se compra lo que sea), instalación masiva de la ignorancia, creación de un enemigo para odiar (Clarín, Macri, Inglaterra, etc), fuerte alineamiento a una ideología (peronismo), simbología (nombres de personas, logos, slogans, etc), agresividad extrema contra quien no esté alineado a su forma de pensamiento (escraches, mandar a la afip por decir algo en público...), defensa pública de cualquier persona en cualquier situación si esa persona expresó su preferencia política alineada, prioridad absoluta a la propaganda (canales de televisión, radios, periódicos, infinitos carteles), redefinición de palabras (democracia, libertad, revolución, patriotismo, etc), acusar al enemigo del día con el propio delito cometido, y muchas otras cualidades típicas de este tipo de gobiernos.

    ResponderEliminar
  2. Concuerdo con tu opinión, David...¿tenemos que esperar 4 años para cambiar esto? Y una vez transcurridos ese tiempo, ¿podremos modificarlo o quien asuma deberá "negociar" con los distintos grupos de poder formados, para agradecer el apoyo obtenido? ¿Podremos llegar a cambiar algo y lograr una DEMOCRACIA como nos merecemos?

    ResponderEliminar