martes, 22 de enero de 2013

"ESTA VEZ"







Hay momentos en que la vida nos pone en un punto en el que debemos tomar una decisión: hacer algo o mirar para otro lado. Una "Y" que determina quiénes somos, y de esa decisión depende todo el resto de nuestras vidas.

Cuando abrazamos una causa, supuestamente lo hacemos por convicción, por ideología. Pero hay personas que tuvieron que hacerlo porque la vida los puso en ese punto crucial, y sólo les quedó ponerse una pesada mochila al hombro y transitar por el camino más duro.

La esperanza de transformar la realidad los llevó a sumarse a esa causa, convirtiendo el dolor en trabajo, volver lo negativo en positivo, y sumar para que a nadie más les sucediera lo mismo que a ellos. Sin embargo, más que las balas, lo que va matando día a día a los ciudadanos de Mar del Plata es la indiferencia.

La indiferencia de los gobernantes y funcionarios, que prometen lo ya prometido sin cumplirlo nunca, o cumpliéndolo a medias, como para apaciguar la fuerza de un reclamo que exige más intervención, más acciones, más hechos y menos palabras.

La indiferencia de la sociedad, que cada día se va encerrando más en sí misma que, como un avestruz, mete la cabeza en un hoy en donde no se enteran de nada, o sí, pero siguen mirando sin mirar, "esperando" que a ellos no les toque la desgracia. Y, cuando algún hecho delictivo les altera su sistema de vida, se quedan mirando al aire, autoconsolándose con el "gracias a dios no les hicieron nada". Y esa frase debería finalizar con otra, "ESTA VEZ", porque esta vez no les pegaron; y si les pegaron, no los violaron; y si no les pegaron ni violaron, no los mataron..."ESTA VEZ".

Nos va matando lentamente que se nos haga costumbre que a fulano le pegaron un tiro. "Pobre, era un buen tipo, laburador", y cerramos la ventana para seguir con nuestras vidas, porque "ESTA VEZ" le pasó al otro, sin acompañar a los que deberán meterse en un laberinto intrincado de fiscalías, jueces, inspectores, ruedas de reconocimientos y, muy probablemente, sin llegar a la justicia tan merecida, porque los vericuetos de la ley permite que quien dispara una bala, sea inimputable por la edad, o se escape cotidianamente, o tenga salidas tempranas, o reinserciones sociales, o se evalúe que debe revitalizar un lazo familiar del que tal vez antes ni valoraba pero sirve como excusa para salir de la prisión y no cumplir la deuda con la sociedad...Beneficios que quien yace tres metros bajo tierra no puede disfrutar. Beneficios que las familias a las que les arrebataron a un familiar no pueden reclamar ante ningún tribunal...

Miremos a nuestro alrededor un instante. Veamos a esa persona que amamos. Busquemos en nuestro interior todos esos sentimientos que nos genera. Cerremos los ojos. A pesar de no verla, la sentimos cerca, sabemos que está ahí, que cuando abramos los ojos, volveremos a verlo (jugando, mirando la televisión, realizando alguna tarea o simplemente disfrutando de estar en su casa). Y ahora imaginemos por un momento que, al abrir nuestros ojos, esa persona no está más. Que no vamos a poder disfrutar de su compañía, ni escuchar su voz, ni volveremos a sentir su mirada expresando el afecto que nos tiene. Imaginemos que nunca más podremos abrazarlo, ni reir juntos o hasta tener una discusión. Imaginemos que nos llaman a la puerta para decirnos que fue la nueva víctima que se llevó la inseguridad.

Recorreremos el mismo camino que muchos ya hicieron. Tal vez tendremos la suerte de identificar al delicuente rápido, y tal vez nunca podamos conseguir que nuestro muerto descanse en paz, por más que hagamos todos los esfuerzos, porque muchas veces el tiempo, la ineficiencia, la apatía, en definitiva, la indiferencia, hará que las pruebas se diluyan, que los tiempos jurídicos pasen y que la causa prescriba sin culpables. Nadie lo mató. ¿Nadie lo mató?

¿Qué se sintió? No es fácil ponerse un momento en los zapatos del otro y descubrir qué siente, sin embargo la indiferencia de una sociedad dice que hablar de inseguridad es "mala onda", la indiferencia de muchos dicen que si escribimos de inseguridad "espantamos a los posibles veraneantes". En lo personal, prefiero espantarlos a enterrarlos y sentirme cómplice de una sociedad que mira para otro lado cuando de la propia vida se trata. Hablar de inseguridad no es hablar de muertos, aunque así lo parezca. Se trata de poner las cartas sobre la mesa para saber cómo podemos hacer para seguir con vida y no ser la próxima foto en los comercios o autos pidiendo justicia. Se trata de no  sumar nombres a una lista larga y dolorosa que para algunos son números estadísticos, pero para nosotros, son personas, fueron nuestros compañeros de vida, nuestros hijos, hermanos, esposos, amigos...

"ESTA VEZ" no te pasó nada, sólo se te llevaron objetos. ¿Vas a esperar a que se te lleven la vida para participar? La inseguridad mata y te destroza la vida. La indifencia, también.

3 comentarios:

  1. Lamentablemente esta muy instalado en nuestra sociedad lo de mirar sin mirar como bien citas vos. Claro que para muchos es mas comodo hacer caso omiso a la cruda realidad en la que vivimos. Donde el contraste social roza ya con lo grotesco. Pero me alivia saber que tambien esta creciendo un numero de personas que prefiere mirar, ver y ayudar... Te mando un abrazo de luz

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  2. Lamentablemente esta muy instalado en nuestra sociedad lo de mirar sin mirar como bien citas vos. Claro que para muchos es mas comodo hacer caso omiso a la cruda realidad en la que vivimos. Donde el contraste social roza ya con lo grotesco. Pero me alivia saber que tambien esta creciendo un numero de personas que prefiere mirar, ver y ayudar... Te mando un abrazo de luz

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  3. Muchas gracias, Eva!! Ojalá que pronto sean más las personas que prefieren mirar y ayudar, y así las que hasta ahora hacen caso omiso comiencen a darse cuenta de que la participación es la única forma de protegernos y reclamar a nuestros funcionarios públicos!! Un abrazo inmenso!!

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