viernes, 15 de febrero de 2013

Encastrados










Nos guste o no, vivimos en una sociedad que necesita del otro. Todos necesitamos, como en un juego de encastres, a alguien para combinar nuestras vidas. Pero necesitamos que esa "pieza" se adapte a nosotros, y, por supuesto, nosotros a su vez, adaptarnos a las piezas que nos rodean, para tener una convivencia armónica.


Necesitamos de quienes trabajan para la salud, para que nos brinden confianza y seguridad, que su tarea la hagan con profesionalismo, con amor y vocación, ya que nuestras vidas dependen de las decisiones que tomen. Y a su vez, para que el trabajo de médicos y auxiliares cumpla su fin, debemos colaborar en nuestros cuidados, cumplir con los estudios que nos pidan y respetar la medicación que nos receten. Si un hipertenso continúa incorporando sal a su dieta, a escondidas de quienes lo controlan y cuidan, jamás tendrá una mejora en su estado...así de simple...


Necesitamos de quienes trabajan por nuestra seguridad, efectivos policiales, miembros del poder judicial, y que su tarea se realicen en un ámbito de respeto y de, justamente, seguridad. Oficiales cansados, mal pagos, con largas jornadas de trabajo para lograr un sueldo más digno, no "encastran" en una sociedad que no da descanso, ya sea en los pequeños hechos como en los grandes. Un sistema judicial desactualizado, con edificios colapasados, con causas dormidas, no hace sentir a los ciudadanos que funciona ni que actúa en beneficio de quienes respetan las normas de convivencia de una sociedad.


Quienes trabajan para la educación también deben encastrar en la vida de miles de niños, y sus padres estar permanentemente atentos de lo que reciben en la escuela, preguntar, conocer a los docentes, y, a su vez, no dejar todo en manos de los mismos. Un docente otorga conocimientos, y un muy buen docente puede llegar a dar mucho más que nombres de ríos o fechas históricas...Pero son los padres quienes tienen el rol fundamental de educar, en todos los sentidos, a los hijos...

Necesitamos funcionarios que cumplan, no sólo con sus promesas electorales, sino que respeten y hagan respetar la Constitución Nacional, con la humildad de saber que sólo son administradores temporales de un bien común, con la idea de que su tarea consiste en que la sociedad funcione con la exactitud de un reloj y que ellos son los relojeros (fortuitos, pasajeros) de algo más grande que ellos mismos.


Y, para todo esto, necesitamos una sociedad que esté dispuesta a cambiar la cabeza en muchas cosas, una sociedad que participe y exija transparencia, que no vote pensando en que su deber ya está cumplido, ni que desde el momento de dejar el voto en la urna ya no es su problema lo que ocurra a su alrededor. Necesitamos una sociedad que no deje en manos de un grupo la solución de todos los problemas sin ninguna clase de control, ya que ÉSE es el primer paso para que la corrupción haga acto de presencia. Investigar cada paso que dan nuestros funcionarios, para tener la certeza de que son honestos, o por lo menos, no permitirles la posibilidad del arreglo, del abandono, de la indiferencia, de la falsa promesa jamás cumplida, pese a ganar elecciones.

Una sociedad debe encastrar perfectamente, de lo contrario, si las piezas no encajan, surgen agujeros impensados por los que se irán fondos, promesas y buenas intenciones.



No hay comentarios:

Publicar un comentario