sábado, 30 de noviembre de 2013

A alguien no le importa



Y sospecho que cada vez son más los que no les importa. Parece que no les importa que la delincuencia se pasee a plena luz del día exhibiendo impunemente sus armas, sin registro, sin papeles, seguramente robadas o adquiridas ilicitamente, porque cada día se escuchan más voces de personas que cuentan que ven a los delincuentes armados y mostrando su "poder" en cualquier lugar, a cualquier hora.

Y parece que cada vez les importa menos a quienes deberían velar por nuestra seguridad y nuestra justicia, porque eligieron trabajar en esos temas y por desinterés, indiferencia, comodidad, acomodos políticos o simplemente porque sólo se dedican a cuidar sus asientos obtenidos en las distintas instituciones, se callan la boca y miran para otro lado.

Todos los días leemos en las redes sociales, escuchamos en distintas radios, vemos en los noticieros de televisión, que muchas personas cuentan la situacion de sus barrios. Y no es sólo en las zonas "periféricas" de la ciudad o en los barrios más humildes, es en TODA Mar del Plata en donde pululan los famosos "motochorros" pistola en mano, buscando a la incauta víctima para robarle algo mucho más que dinero o un artefácto electronico...a veces le roban la vida.

¿Por qué nadie actúa? ¿Cómo es posible que después de tanto tiempo aún desde donde corresponde no se verifica a dónde se va el dinero que se destina al combustible para los patrulleros, para que puedan recorrer las distintas zonas? Escuchamos a un intendente decir que juraba por su familia su compromiso con la lucha contra la inseguridad y hace seis años que gobierna, sin solucionar nada, al contrario, cada vez la impunidad de los delincuentes es más evidente, más letal y más violenta.

¿Cómo es posible que desde la "justicia" no se promueva la defensa de la vida de los ciudadanos que no matamos, ni robamos y que sólo queremos vivir en paz? ¿En qué cabeza cabe que quien hace una denuncia nunca reciba el trato ni las respuestas que espera? Y no sólo sobre la inseguridad, vemos cada día que las mujeres que deciden enfrentar a una pareja golpeadora, no obtienen la protección que merecen y necesitan ante la vulnerabilidad de su situación y el violento entra, sale, pega, secuestra, toma de rehén o mata, porque la "justicia" llegó tarde, no se ocupó, no lo puso en su lugar, no actuó como corresponde?

Hace poco, dentro del marco de la Feria del Libro en nuestra ciudad, se hizo una "muestra itinerante" replicando una celda de la cárcel de Batán para visibilizar la forma en que viven los presos dentro de un supuesto marco de "violencia institucional" y porque hace 200 años, en la asamblea de 1813, se declaró la prohibición de la tortura. Estoy convencida de que esa violencia institucional es promovida por el mismo gobierno que debe destinar los recursos para que ese lugar (y otros dentro de la jurisdicción de la provincia) estén en las condiciones que corresponden y no por mí o por cualquier ciudadano común que paga sus impuestos para que cárceles, escuelas, hospitales, juzgados e instituciones policiales funcionen como corresponde. Creo que muchas personas están poniendo el carro delante del caballo, sin notar que los "derechos humanos" no es tener lástima de cómo viven delincuentes sino hacer algo para rehabilitarlos o, en caso de que su recuperación sea evidentemente imposible, encontrar la manera de que no hagan más daño del que ya hicieron.

La conmiseración hacia quienes roban, violan, asesinan sólo hace que la vida de los demás no valga nada. Quien deja libre a un delincuente reincidente, con "frondoso prontuario" es tan o más responsable de los actos del malhechor como éste mismo.


¿A alguien le importa nuestras vidas? ¿A alguien le importa que a las 9 de la mañana asalten a la gente en un barrio residencial, en la parada del colectivo o en cualquier lado? ¿A alguien...le importa que nos maten? ¿O sólo les importa ver en el cajero automático el primer día hábil del mes que tienen depositados sus sueldos (para eso jamás habrá problemas presupuestarios, no?) y permanecer aferrados, atornillados a sus sillones en sus puestos de empleados públicos que sólo esperan la jubilación? ¿A alguien, realmente, le importa y le importamos?

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