sábado, 9 de noviembre de 2013

La "tortura"



(Captura de pantalla sobre la resolución del proyecto "celta itinerante" http://www.mpd.gov.ar/noticia/index/noticia/los-derechos-humanos-ante-la-violencia-institucional-proyecto-celda-itinerante-841)

No puedo contenerme, es más fuerte que yo. El disparate de mostrar una "celda" dentro del marco de la Feria del Libro en la ciudad de Mar del Plata me resulta poco menos que una bofetada en pleno rostro cuando todos los días leemos quejas y denuncias sobre robos, asaltos, abusos, intentos de hurto y demás.

Pero peor me resulta leer en esta resolución que, "mediante Resolución D.G.N. 1633/12, la Sra. Defensora General de la Nación  dispuso que la Campaña llevaría adelante diversas actividades de difusión, capacitación y concientización tendientes a visibilizar la persistencia de la tortura a 200 años de su abolición normativa por la Asamblea General Constituyente de 1813."

¿Tortura? Tortura sería que a estos "muchachos" los manden a la Antártida y los hagan caminar kilómetros en medio de los bloques de hielo sin ninguna clase de calzados. Tortura sería obligarlos a levantarse a las 4 o 5 de la mañana en pleno invierno y hacerlos correr por el patio del penal en calzoncillos. Tortura sería golpearlos con látigos, tenerlos con grilletes las 24 horas, hacerlos dormir en medio de sus propios excrementos, sin preocuparse por su salud y dejarlos morir sin ninguna clase de atencion médica. Tortura, en fin, sería otra cosa que no es lo que los detenidos en una cárcel están padeciendo.

He visto con mis propios ojos llevar a un detenido a una clínica privada de alta complejidad especializada en problemas visuales. Y he visto cómo son llevados al Hospital Interzonal Dr. Allende de Mar del Plata para que se realicen distintos controles. No los dejan tirados en la celda, tipo conde de Montecristo, esperando la muerte. Los cuidan más que a los jubilados que trabajaron toda su vida y hoy apenas cuentan con el mínimo salario, sin respetar su 82% móvil, mientras se financian programas de futbol o planes de viviendas que, por cuestiones de la vida, a ellos mismos no les otorgan, porque tal vez no lleguen a pagar el crédito en su totalidad, esa es la dura y cruel realidad.

Y veo cotidianamente cómo, en el mismo hospital, faltan insumos, así como tampoco existe la tecnología para que una persona pueda atenderse sin problemas. Un ejemplo son las historias clínicas, que no están informatizadas, por lo cual cualquier paciente crónico tiene algo similar al Libro gordo de Petete, de donde como pueden enganchan estudios, análisis y anotaciones que corren el serio riesgo de perderse. O, por ejemplo, que aún hoy muchas personas deban concurrir a pasar la noche, para conseguir un turno con alguna especialidad, cosa que muchas veces no ocurre, ya que a veces, cuando el "paciente" llega a la ventanilla, ya no quedan más horarios ni días de atención y debe volver otro día. ¿No es eso una tortura? Que una persona mayor tenga que pernoctar en la sala de espera del hospital para conseguir un turno, ¿no es aberrante a los ojos de los Defensores de nuestro pueblo o de los Derechos Humanos?

¿No es una tortura que los pibes pierdan días de clases porque en pleno invierno las escuelas públicas no tienen vidrios o porque no funcionan los calefactores? ¿O que para 500 chicos hayan pocos baños, que se colapsan y, en consecuencia, TAMBIEN pierdan días de clases? ¿No es torturante para los docentes asistir a escuelas en donde la violencia está al límite y corran el riesgo de que los golpeen, tanto los alumnos como los propios padres, por poner una mala nota o hacer una corrección?

Si a alguien corresponde responsabilidad en el estado de las cárceles, es al propio Estado, que no cumple con las inversiones necesarias para que la estadía de los delincuentes sea más "humana". Si a alguien corresponde es al propio gobernador o a los ministros de las áreas correspondientes que no controlan el estado de las infraestructuras de los penales. Y si a alguien hay que mostrarles cómo viven los detenidos, en el peor de los casos, es a ellos. No a los ciudadanos de a pie, que pagamos nuestros impuestos para tener los servicios que corresponde.

Junto con esta celda itinerante, ¿no cabría poner al lado un "funeral itinerante" de una víctima del delito, para que nuestros funcionarios sepan qué sienten ellos, cómo viven cotidianamente la falta de un ser querido y sobre todo, la "TORTURANTE" espera de una justicia que muchas veces no llega?

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