sábado, 17 de mayo de 2014

Inclusión excluyente

No estoy muy inspirada...siento que me repito. Todos los días vemos lo mismo, la mentira en nuestras narices, sin que ningún funcionario renuncie o sea separado de su cargo hasta que se aclare su situación.

Funcionarios que nos hablan como si hubieran asumido ayer en sus cargos y están calentando sillones hace seis años o más, sin que las soluciones lleguen a la gente.

Comedores en donde los chicos apenas se calientan la panza, porque ni se nutren o alimentan, apenas apaciguan el hambre, sin que nadie realmente se preocupe por ellos. Anuncios de aumentos de las asignaciones que se hacen mostrando relojes importados, ropas caras y viajes en helicópteros o aviones para pasar un fin de semana "en su lugar en el mundo". Migajas para parecer que nos preocupamos, pero no dicen que ese aumento es por la inflación provocada por la mala gestión económica de su equipo, sino con el tono de "yo soy buena", ¡y es tan fácil ser buenos con el dinero ajeno! Con el dinero de los que trabajaron años para tener una vejez tranquila y deben hacer malabares para vivir dignamente. Y ocultando que esas asignaciones o ayudas esconden un monstruo cada vez mayor, que no se nombra: desocupación y trabajo en negro.

Cada plan o asignación significa que hay muchas personas que no aportan al sistema, trabajando en negro, sin obra social, sin aportes jubilatorios, la pretenciosa inclusión social no es tal, ya que ninguna de esas personas pueden elegir en dónde atenderse, con qué medicos o qué educación quieren darles a sus hijos, porque simplemente este método es absoluta y totalmente exclusivo. Dependen sólo del sistema público. Consumen educación y salud públicas, colapsadas porque no se invierte en infraestructura o en capacitación, sometidos a paros ya que el mismo personal ve cada día sus sueldos depreciados por la misma inflación que ha generado el "generoso" aumento de asignaciones (no) universales por hijo.


Gobernantes que después de seis años se despiertan con el tema de la inseguridad y deciden que quienes trabajan y son honestos lleven "la marca" de su honestidad. Hoy, los que no robamos ni matamos, tenemos que demostrar nuestra inocencia llevando las patentes grabadas en cascos, chalecos y ahora, pagando impuesto mediante, en la carrocería de los autos, cargando sobre la ya sobrecargada economía familiar. Presos que se fugan de cárceles en pésimas condiciones, sin que ningún funcionario muestre sus fotos hasta que comete un crimen irreparable. Liberados que no cumplen con las pautas establecidas y nadie vigila o controla, porque a estos funcionarios no les importa la gente, les importa llegar al poder, sentarse en el sillón más importante dentro de su carrera política y "decir que hacen" cuando no hacen nada. Escenografías baratas para mostrarse, pero que a la larga, se cae a pedazos al poco tiempo.

Nos mienten. Nos mienten con el cuentito de la inclusión social, con el verso de la emergencia en seguridad y con cada medida que toman. Nos mienten porque se los permitimos y porque la corrupción es un tumor enquistado en cada institución del Estado. Muchos diran "yo no soy corrupto, sólo hago mi trabajo y cuido mi puesto" poniéndose una anteojera en la que sólo miran hacia adelante, sin ver "eso" que sucede a su costado...sabiendo que no está bien, que es malo, pero callando por temor, ya que su cargos pueden correr riesgos. ¿Y quién quiere perder un puesto en el Estado, quién será el valiente que hable y denuncie, sabiendo que tal vez nadie lo defienda o respalde? Mejor callar, no decir nada, mirar para otro lado y que todo siga igual, por más que ese silencio guarde un delito gravísimo en contra de la sociedad y el Estado mismo. 

Quienes hablan de inclusión no saben ni se imaginan lo que es ver a los pibes pidiendo en las avenidas o a los abuelos recorriendo hospitales. Quienes hablan de inclusión nunca tuvieron hambre, ni pisaron un comedor barrial. Quienes hablan de inclusión no salen de sus casas pensando en que, tal vez, en la parada del colectivo  se pierda algo más que la vida. Quienes hablan de inclusión, sólo excluyen, para marcar más las diferencias y parecer mejores que los demás cada vez que les largan una migaja.

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