lunes, 12 de mayo de 2014

Jueces como dioses.







Se piensan infalibles. Hablan como si sus actos no fueran humanos. Se manejan como si a ellos no les fuera a pasar lo mismo que a vos o que a mí, ciudadanos comunes y mortales, simplemente porque nuestras posibilidades fueron otras y no hicimos "carrera" en la "Justicia".


   Y de un tiempo a esta parte veo que muchos jueces se creen dioses inmortales, cuya palabra es inobjetable. Sin embargo, muchas vidas dependen de las decisiones que tomen y de cómo realicen los seguimientos a los juzgados.

    Esta semana nuevamente nos encontramos con que las mujeres, víctimas de la violencia de género, siguen siendo víctimas, en realidad, de la "indiferencia intitucional" a la que las sometes estos humanos a los que les dieron el poder de decir qué está bien  y qué está mal.  Estos humanos imperfectos a los que, evidentemente, un poder oscuro les nubló la razón. Porque dejan libres a violadores sin observar los informes de los peritos que no recomiendan su salida, ya que no muestran arrepentimiento y por sus patologías no enmendarán nunca sus conductas.

   Una mujer, seis chicos y un hombre, fueron víctimas de esta irracionalidad, de parte de alguien que se dice "justo". Pero ese alguien seguirá dictando fallos, dejando en la calle a personas violentas y denunciadas por su conducta. Sigue cobrando su sueldo, sigue durmiendo en su cama cómoda, cenando con su familia. ¿Es justo? ¿Se creen dioses inefables?

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