domingo, 25 de mayo de 2014

Revolución.







En 1810 nuestro país conformó el primer gobierno patrio que, tiempo después, buscaría declarar la independencia de estas tierras ante la corona española. ¿Cómo nos encuentra este 25 de mayo 204 años después?

Nos encuentra desordenados, como siempre, dios es argentino pero sigue atendiendo en Buenos Aires. Las provincias deben suplicar por los fondos de la coparticipación y desde el ombligo del país, se vive como si todo concluyera en la General Paz.

No tenemos "libertad". Si, una libertad encubierta, defendida a capa y espada por cada uno de nosotros, presentada a codazos porque ante cualquier opinión contraria a algo que hagan los "proyectos" (de quien sea) te salta un fanático y te grita de todo, menos una opinión razonada y argumentada. ¿Se imaginan a uno de nuestros patriotas gritándole a Saavedra cipayo vendepatria, gorila oligarca, destituyente y cosas por el estilo? Convengamos, casi la gran mayoría de los que decidieron ese 25 de mayo comenzar a abrirse de España no eran justamente campesinos, laburantes, lavanderas ni choferes de carruajes. Eran, en su mayoría, parte de la "alta sociedad" de las Pronvicias Unidas del Río de La Plata, hombres y mujeres criados con la mejor educación y que no dejaron de formar parte de un círculo exclusivo al que sólo ingresaban religiosos, militares o intelectuales.

Hoy las cosas no han cambiado mucho. Quienes detentan el poder son los que manejan los hilos de muchos temas y sus fortunas han crecido sustancialmente en los últimos años (si, si, ya sé, el jardinero que pasó a dueño de hoteles es un ejemplo que al "círculo" entran los allegados, como históricamente sucedió).

Seguimos tendiendo violencia de género, a pesar de las oficinas, campañas, afiches, carteles y demás items que se van agregando pero que no solucionan en nada el problema primordial: que una persona aparezca muerta por su pareja (o ex) luego de realizar innumerables denuncias y sin que nignuno de todos los que apoyan el trasero en todos los sillones de las oficinas, secretarías, subsecretarías y direcciones o juzgados se les mueva un pelo ni presenten una renuncia diciendo "yo lo permití, no merezco el honor de trabajar en esta asunto".

Sobre la violencia, que siempre existió, cada día está más exacerbada, pese a todos los anuncios que proliferan. Bullyng, como le dicen ahora. Sin embargo, cada día los medios nos cuentan de chicos y chicas golpeados, agredidos, amenazados, sin que los directores puedan hacer algo, porque si no los padres del chico violento se les presenta en la escuela y terminana golpeados ellos. Escuché esta semana a una directora "defenderse" ante un ataque a una alumna diciendo que "se produjo fuera del establecimiento, cuando estaba cerrado", o sea que esto y lo que hizo Poncio Pilatos cuando el pueblo decidió crucificar a Cristo, a mi ver, van bastante de la mano. ¿La directora no ve que ambas estudiantes forman parte de su colegio? ¿No escuchó a la madre decir de las amenazas vía redes sociales recibidas por su hija? ¿No intentó llamar la atención a la alumna para ponerle un límite a esa violencia?

No, mejor mirar para otro lado y no intervenir. Si sucede algo, tratemos de que no sea bajo nuestros ojos y así nos sentimos menos responsables. La chica golpeadora no se hizo violenta de un día para el otro, y los gabinetes psicopedagógicos deberían advertir y poner un alerta a futuro, para evitar estos actos.

Una verdadera revolución sería que de una vez por todas se trabaje EN SERIO respecto de la problemática de la violencia. Claro está que desde el poder y sus acompañantes, deberían hacer un mea culpa y autoreconocerse violentos hacia una sociedad débil, con menos educación o culturalmente diversa. El mensaje de ciertos gobernadores de las provincias del interior hacia los ciudadanos debería ser diferente y cambiar hacia otro, más respetuoso y equitativo.  O el de otros funcionarios, que miraron hacia otro lado y después de seis años de sentarse en el "trono" de la provincia más grande, desayunarse con que hay una "emergencia en seguridad" y haber permitido que la delincuencia creciera en proporciones desmesuradas, facilitándoles a los criminales una impunidad jamás vista, y permitiéndoles sentir que, hagan lo que hagan, "acá no pasa nada", provocando delitos cada vez más impunes, más violentos y sin que jamás se les haga cumplir sus condenas en su totalidad.

 Jueces que liberan a criminales, directores que archivan denuncias, funcionarios que no cumplen convenios, gobernantes que no se dan cuenta del incendio que tienen en sus propias narices pero para los que "todo está bien".

¿Que tal si nuestros funcionarios comienzan una "revolución ética" y ante su incapacidad comienzan a alejarse de sus cargos?

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