viernes, 3 de octubre de 2014

Las historias detrás de las historias.

Así como algunos medios pasean a los delincuentes para mostrarnos su "desigualdad", para exhibirlos como animalitos de circo para lograr un puntito de medición de audiencia, deberían ir a la casa de cada familia que ha perdido a un familiar por la inseguridad.

Así como le pagan a un ladrón, que amenaza la vida de una persona, para que se siente, opine y debata, basados en una falsa "inclusión", deberían pagarle a las personas para que opinen y cuenten cómo era la persona que ya no está, a la que le arrebataron la vida por dos pesos o un celular...o nada.

Detrás de cada víctima que la inseguridad se lleva hay una familia. Hay hijos, parejas, padres, hermanos, amigos, compañeros de trabajo, de juegos. Hay personas que llegan de repente a su casa y se encuentran con una silla vacía, con un contacto en el celular que nunca más llamará. Descubren que jamás volverán a escuchar su voz, sentir su abrazo, verlos a los ojos. Por más que nos digan que quienes parten están con nosotros, cuidándonos, en nuestro corazón...extrañamos ese envase que nos abrigaba, que nos hacía sentirnos protegidos con sus palabras, escuchados.

Detrás de cada una de las personas que ocupa por unos días los portales de noticias, hasta que la próxima víctima lo desplace, hay una historia. De sacrificios, de dolor, de trabajo. Una historia que no nos la cuentan. Y que rompe a muchas más personas de las que pensamos. Porque el hecho no termina solo con quien recibe el tiro o la puñalada. Continua en cada una de las personas con las que se relacionaba cotidianamente.

Hoy asesinaron a un hombre. Y con él, mataron sueños, esperanzas, proyectos. Todo lo que lleva en sí esa persona y quienes lo rodean.

Los funcionarios, en ejercicio y los candidatos, deberían empezar a hablar seriamente sobre cómo resolver este flagelo, esta epidemia que cada año se lleva la vida de unos 70 vecinos SOLO en la ciudad de Mar del Plata. Pero no promesas vanas que se guardan en un cajón una vez ganada la elección y que jamás se cumplen  por comodidad, indiferencia u olvido. Proyectos reales, de cumplimiento real y a muy corto plazo (deberían ser para ayer).

Leer que un ministro diga que no es mago y que los oficiales no se compran en el supermercado es una realidad. Pero su superior la negó durante siete años. Y nuestro intendente, poniendo cara de yo no fui, le palmea la espalda a cada familia mientras les habla de las miles de cámaras que jamás se instalan ( y las pocas que sí hay, o no funcionan, o están sucias o justo en ese momento enfocaba para otro lado), y dice con voz enérgica que ese caso será el "bisagra" para terminar con la delincuencia.

Mientras tanto, el menor que asesinó a un taxista hace unos días ya está en la calle haciendo de las suyas porque es inimputable y otro sigue prófugo hace más de ocho meses. Mientras cada día se denuncia que en ciertas zonas los delincuentes roban a cada persona que baja de un colectivo y no aparece ni un patrullero. Mientras vivimos encerrados, con rejas, alarmas, sistemas de vigilancia y llenos de miedo, saludando a los nuestros sin saber si es la última vez que lo hacemos y esperando que se hayan olvidado de poner nuestro número en el bolillero de la muerte cotidiana.

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