miércoles, 20 de mayo de 2015

Asqueada (nota absolutamente incorrecta).

Lo confieso, estoy asqueada. De los dobles discursos, de las caretas, de las mentiras, de las falsedades. Asqueada de encender la tele y escuchar a quienes se atornillaron al poder hace más años de los que puedo acordarme, prometer cosas como si hubieran asumido ayer. Pintando las ciudades de distintos colores para sus campañas, ensuciando paredes, postes de iluminación y semáforos con sus carteles de alta calidad gráfica, mientras los ciudadanos pagamos nuestros impuestos para no tener lo que necesitamos.

 Asqueada de que todos los años sucedan las mismas cosas y de que nadie las solucione. No hay que ser adivino ni futurólogo para saber que en febrero/marzo se comienza a hablar de los reclamos salariales de los docentes y las consecuentes amenazas de paro, y que los gobiernos ofrezcan migajas, mientras los chicos pierden días de clases que jamás recuperarán. Asqueada de la falta de inversión en los hospitales públicos, que se caen a pedazos y que no cumplen ni una sola norma de seguridad (alguno sabe como hace un enfermo internado en un piso superior en caso de tener que evacuar el hospital de urgencia?).

Asqueada de que los delincuentes hagan la suya, con un viva la Pepa tal, que se burlan de sus víctimas, que en definitiva pasan más tiempo en las comisarías haciendo papelerío que ellos cumpliendo sus condenas. Asqueada de que las fuerzas de seguridad sean inseguras, ineficaces, que no tengan las herramientas necesarias para combatir el delito y asqueada de los jueces que por un tecnicismo sobreseen a un delincuente detenido con un arma que tiene la numeración limada, y le inician un sumario al efectivo que lo detuvo y, muy probablemente, evitó un delito y, tal vez, hasta un crimen.

Asqueada de que nadie nos defienda. Asqueada de que nunca se sepa quienes fueron los que mataron, golpearon, violaron, quemaron, robaron, humillaron a tantos ciudadanos que se rompieron el alma trabajando para tener algún confort en sus vidas y de que los culpables nunca aparezcan o sean inimputables.

Asqueada de quienes aplican la Justicia tengan criterios sexistas, racistas, discriminatorios, vejatorios e incoherentes, e interpreten la justicia como un texto de Neruda a lo Jelinek, (a su criterio) y no se ajusten a las leyes, aplicando las penas más leves, excusándose en la reinserción del delincuente, quien muchas veces es absolutamente consciente de lo que hace, pero pone cara de "yo no fui" para que le tengan lástima.

Asqueada de las libertades morigeradas, las transitorias, las penas reducidas o en suspenso, y del dudoso cumplimiento de las tareas comunitarias que se proponen a cambio. Asqueada de quienes tienen la impunidad de seguir manejando sin registro, de los que pagaron para tener uno abusándose de un "amigo, de un amigo..." o por tener el teléfono de X. Asqueada de los que piden y exigen compromiso de los funcionarios, pero por izquierda siguen haciendo la suya, si pueden evitar una inspección, un impuesto, robando y robándose a sí mismos, sin comprender que la caridad bien entendida comienza por casa.

Asqueada de los políticos que no se acuerdan durante años de nada, pero que de repente se ponen al frente de las causas más populares, para así tener prensa y sumar votos, para seguir atornillados al poder que tanto les gusta, que tanto los seduce. Asqueada tambien de los que se juntan sólo para ver si ganan, sin una propuesta concreta, uniéndose a quienes jamás se acercarían, solo para ver si llegan a tener su cuotita de poder, su porción de la torta.

Asqueada. De los gritos, de las tribunas, de los enfrentamientos que no nos dejan nada positivo. Asqueada de esa grieta que nos divide para que unos pocos sigan juntando millones en pala, llenándose la boca con los Derechos Humanos, pero apañando a los que matan, violan y avasallan a los que reclaman sus derechos a las tierras de sus ancestros. Asqueada de los micros, de los papelitos, de los gritos que agreden al que piensa diferente.

Asqueada de los que por un partido de fútbol son capaces de lastimar a otros. Asqueada de los que por la fuerza te reclaman que les pagues por un espacio público para estacionar y no te den ningún comprobante que te asegure de que cuando vuelvas vas a encontrar tu vehículo como lo dejaste. Asqueada de la impunidad, de la corrupcion y de los que me dicen que si no me gusta, me vaya a otro lado.

Asqueada de tanto abandono, de tanta indiferencia, de la falta de solidaridad cuando asaltan al vecino, pero nos quedamos hipnotizados cuando sucede una tragedia del otro lado del mundo. Asqueada de eso que nos sucede todos los días, a lo que parece que estamos tan acostumbrados, tan resignados, tan sometidos, y a lo que yo no me quiero acostumbrar.

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