sábado, 2 de mayo de 2015

La sociedad "hamburguesa".








Tras leer un escrito de Pepe Cibrian Campoy, "Agotador", en donde manifiesta su sentir por la nota más leída del día en un diario de tirada nacional era sobre el reality show "Gran Hermano", y sobre lo poco que la gente se interesa en los eventos culturales, se me dio por pensar que somos una sociedad "hamburguesa".

Sabemos que las hamburguesas son más nocivas que beneficiosas para nuestra salud. Su excesivo contenido en sodio las hace peligrosas para la hipertensión y el consumo de grasas y aceites de cocción nos van provocando de a poco colesterol. Eso sin mencionar aditivos como condimentos de los más variados estilos y gruesas fetas de pan, que sumado a las papas fritas y las gaseosas de los famosos "combos" (recordemos que hay personas que basan sus dietas en esta clase de alimentos chatarras) hacen que no sea recomendable su consumo.

¿Qué nos aporta comer hamburguesas? Muy poco, algo de proteínas, pero la saturación en condimentos y sodio para hacerlas más "deliciosas" es tal que contrarresta cualquier efecto positivo que el consumo de proteínas de la carne pudieran tener. Recuerdo que en mi infancia, el almuerzo clásico era comer un churrasco, acompañado de una ensalada y agua (en aquélla época el consumo de gaseosas estaba restringido a los fines de semana o en algún evento familiar, tampoco existían los jugos en polvo... y no, eso pasó después de que se extinguieron los dinosaurios, chicos!).

Hoy en día tenemos "programas hamburguesas". Los "Soñando, Cantando, Bailando, Patinando" y todas las actividades que se les ocurra "por un sueño", o los reality show como Gran Hermano, por ejemplo, es una clara muestra de esa clase de programas. Sumados, obviamente, todos los programas satélites (de chimentos, espectáculos y chusmeríos) que toman de ellos disputas, peleas, romances, y demás yerbas para inundar los medios con horas de "debates" sobre si la chica y el chico se van a besar, si el jurado trató mal al participante y varios etcéteras más.

¿Qué nos aportan esos programas? Como las hamburguesas, muy poco, porque poco se muestra o habla de los famosos "sueños", más allá de su cumplimiento o no, porque el eje de los debates y comentarios no es el estado de la escuela, las instalaciones de una sala de salud, o lo que fuera que se use como "soporte-excusa" al programa para justificarse.

Y, como con las hamburguesas, todos sabemos que no aportan nada y muchos critican el espacio que tienen, sin embargo, esas horas al aire están respaldadas (al igual que los tantos bares de "hamburguesas")...por el público consumidor.

El consumidor es el que hace que año a año los productores piensen qué clase de show nos van a brindar. Qué "funcionó" a la hora del rating. Si la pelea, el llanto, el desmayo, el romance, el maltrato, la exposición sexual como objetos tanto de hombres como de mujeres. Buscan el "condimento" que les garantice audiencia, que les asegure que al día siguiente, en las oficinas, el tema del día sea si fulanita lavó el baño en la "casa más famosa del país", o si el/la jurado de dio un buen o mal puntaje a los concursantes y la pelea que derivó de ello.

Muchos dicen "yo no lo miro"...pero saben nombre, vida y obra de cada participante, porque escucha o mira en los programas satélites los entretelones, ve los clips que repiten incesantemente y hasta el hartazgo lo que sucedió la noche anterior. (En los programas de entretenimientos de preguntas y respuestas muchas veces vemos la falta de libros, lecturas, cine y cultura general de los consumidores de hamburguesas televisivas).

Cada uno de nosotros elige si comienza a nutrirse con algo que realmente le alimente el espíritu y el cuerpo, o sigue comiendo hamburguesas.

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