domingo, 6 de septiembre de 2015

El poder de una foto.


Aylan sólo tenía tres añitos, era un bebé que aún tenía muchísimas cosas por hacer, pero lamentablemente la mayor obra la hizo gracias a su muerte. Abrirle los ojos al mundo sobre la tragedia que ocasiona una guerra. La impotencia de ver a un bebé tirado en una playa sin poder hacer absolutamente nada y que, absolutamente todo el mundo, vea en ese cuerpecito inerte a su propio hijo, a su sobrino, a su nieto, al chiquito de al lado, y comprender en el silencio abrumador de esa imagen el tremendo dolor de su familia.

Aylan logró que se abran fronteras, logró que muchos gobiernos permitan que los refugiados tengan la esperanza de vivir en paz, alejarse de las zonas de conflictos y que sus propios hijos puedan crecer sin la sombra de la muerte acechando en sus espaldas.

Muchos gobiernos se habrán visto obligados a recibir a esas familias, muchas de las cuales deben haber perdido todo en un bombardeo, la gran mayoría tendrá familiares muertos y todos, absolutamente todos, son rehenes de quienes manejan la vida y la muerte ajena cómodamente sentados en un sillón, detrás de un escritorio carísimo, abastecidos de comidas y bebidas, provistos de vestimenta y, sobre todas las cosas, protegidos de esas armas con las que todos los días asesinan a miles de Aylan, que ningún periodista fotografía.

Nuestro país ha decidido recibir al pueblo sirio, acto maravilloso si los hay, si no fuera porque tierra adentro tenemos miles de "Aylan" que día a día mueren sin que la comunidad internacional haga nada. Mueren por desnutrición, por falta de herramientas en los hospitales, por inoperancia de los gobiernos de turno. Mueren porque sus padres son sólo votos cada dos o cuatro años y los funcionarios se acuerdan de ellos únicamente para perpetuarse en el poder, lucrando con sus necesidades básicas más que insatisfechas, y olvidandose de ellos apenas pusieron su boleta en las urnas.

Chicos argentinos que mueren porque a algún gobernador se le ocurrió usar un avión sanitario para asuntos personales. Mueren porque la justicia deja a miles de chicos en manos de personas irresponsables, porque las fronteras son coladores en donde desaparecen chicos todos los días sin saber nunca qué sucedió con ellos. Mueren porque los que cobran cifras que ninguno de nosotros verá toda junta en su vida, sólo piensan en atornillarse a sus sillones y dejar pasar de largo sus responsabilidades.

Mientras Aylan le abrió los ojos al mundo. Nuestros chicos muertos por la corrupcion, la inoperancia, la indiferencia, aún espran respuestas.

1 comentario:

  1. la indiferencia de un estado que no ve mas allá de la cuenta bancaria que sin duda no le pertenece, y que unicamente pretende quedar bien hacia el exterior en hipócritamente falsa bondad caritativa.... sin entender que la CARIDAD bien entendida siempre, siempre, empieza por casa... aplaudire entusiasmada cuando vea que cumplan con ambas cosas, cuidar a nuestros pobres y dar cobijo a los necesitados.

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