viernes, 27 de noviembre de 2015

Post ...post electoral

Tras una semana de conocer al nuevo presidente electo de los argentinos, la pólvora sigue dominando los ánimos. Leo en muchas publicaciones, tanto de un lado como del otro de la famosa "grieta", que, a través de las redes, se tiran con toda clase de artillería.

Ironías, agresiones, malos tratos. Eso que a quienes no nos gustaban cosas de los actuales funcionarios, nos molestaba cuando queríamos emitir una opinión ante personas que sí estaban de acuerdo en un todo con lo que se hacía. Y no me refiero a los candidatos ni a los funcionarios, sino a personas comunes, como vos y yo, que deben convivir todos los días, ya sea en el trabajo o en las redes.

Creo que la mejor forma de mostrarle al "perdedor" el famoso cambio es, precisamente, demostrarles que no somos revanchistas, y que respetamos su opinión, sin que por ello debamos tolerar ofensas o groserías. Mi vida no va a cambiar mucho por que gane uno u otro. El lunes siguiente tuve que salir a trabajar como todos los días, porque más allá de lo que ocurra, la vida sigue.

Si estoy segura y convencida de que muchas personas, tanto de un lado como del otro, deben ser cautos y críticos, sobre todo con su propio candidato. Si yo le doy mi voto a X es para que cumpla con sus propuestas de cambio y mejoras, y no para que siga la impunidad, los acomodos o lo que sea.
Por ahí he visto carteles vanagloriando al presidente electo como si fuera la salvación de todos, y simplemente debemos saber que es un administrador por tiempo determinado, cuatro años, con la posibilidad de que si hace las cosas bien, se le extienda el "contrato" por otros cuatro años...tras los cuales, sí o sí, debe dejar el cargo. En nuestro país, afortunadamente, hace muchisimos años que no existe la monarquía ni los títulos de linaje.

La idiosincrasia casi religiosa que nos dominó durante los últimos años creó cierto fanatismo, por el cual muchos amenazan con no permitir la asunción del nuevo gobierno, o hacer desmanes para provocar su caída. En mi opinión, quienes hoy ejercen el poder, son los responsables de velar que esa ceremonia transcurra con tranquilidad y que el futuro gobierno transcurra en paz, de lo contrario, me demostrarán que la democracia se la pasan por donde no les da el sol y que no les importa utilizar cualquier recurso para demostrar que lo nuevo "no sirve". Una cosa es que caiga por su propio peso y malas decisiones y otra es que lo hagan caer.

Quienes dicen que solo esperan que al nuevo gobierno le vaya mal, no miran más allá de su propia nariz y en realidad no tienen ningún espíritu republicano ni demócrata, y les han vendido la idea de que un proyecto de país sólo lo puede llevar a cabo si ellos están en el poder. Y la democracia tiene de atractivo esa alternancia, en la que nadie puede creerse el dueño de la pelota.

En cuatro años veremos qué sucede, si extendemos el contrato o cambiamos al administrador. Pero dejemos que su mandato transcurra en paz y no permitamos que nadie nos enfrente porque la única forma de convivir es estando juntos. Es a todos a los que nos tiene que ir bien. Sea quien sea el que esté al frente y ejerza la presidencia del país.

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