martes, 8 de marzo de 2016

La "ley de la igualdad".



Me cuenta una amiga que su sobrina hoy le contó que en el colegio a partir de este día rige "la ley de la igualdad". Escuchar esta parte me puso contenta. La dichosa igualdad consiste en que los varones podrán usar aros, cabello largo y suelto. Y ya esa parte me puso a pensar en qué consideran las autoridades de ese colegio, religioso a más datos, como "igualdad".

Tal vez, usando un viejo recurso de principios del feminismo, vieron que la "igualdad" era como cuando las mujeres comenzaron a usar pantalones, a cortarse el pelo o fumar, en señal de rebeldía en contra de los cánones de una sociedad que dejaba esos menesteres y vestimentas como algo exclusivo de los hombres. Argumento vetusto y obsoleto en estos tiempos que corren.

Le pedí a mi amiga que le preguntara a la jovencita si en el colegio habían habido casos de bullyng. Y la respuesta fue sorprendente, considerando lo "modernosos" que fueron con esta nueva regla nombrada "ley"...Si, un caso en particular fue el de una nena de padres muy humildes, a la que acosaban porque no usaba ropa de marca, o zapatos caros, ni actuaba con las otras chicas. El acoso fue de tal magnitud y la criatura lo sufrió de tal grado que los padres debieron cambiarla de colegio...porque, por lo visto, las autoridades del colegio no se molestaron en explicarles a los chicos qué era la igualdad o el respeto.

Mi cabeza empezó a bullir con miles de ideas y ejemplos, y no voy a transcribir la conversación completa con mi amiga, pero me pregunto si las autoridades de ese colegio, religioso además, no se dan cuenta de que la igualdad es, precisamente, otra cosa.

Igualdad no es que los chicos y las chicas se confundan en sus aspectos y dejarles que luzcan como cavernicolas recien salidos de Piedradura (de hecho, Pedro Picapiedra y Pablo Marmol llevaban el pelo bien cortito, che). sino en respetar sus DIFERENCIAS. La igualdad es que esa chica con padres laburantes, de menores recursos económicos, sea respetada en esa diferencia y aceptada por su capacidad para aprender y relacionarse. La igualdad habría sido enseñada si algun directivo o docente de ese establecimiento privado hubiera tomado cartas en el asunto y enseñarles a los chicos que burlarse de alguien porque tiene menos recursos es de imbéciles y los convierte en miembros hostiles de una sociedad que está harta de la violencia y la agresión.

Existe una criatura, y en ella sumo a todas las criaturas que sufren el acoso de sus compañeros, que fue obligada a sentirse diferente, menos, que vivió su experiencia escolar como un calvario y que supo que nadie de toda la comunidad escolar a la que concurría, incluído el sacerdote (que nos enseña que todos somos iguales ante Dios...pero parece que algunos no son tan iguales y no merecen ser defendidos) la defendió, la contuvo, la apoyó o hizo algo para que la incluyeran y la hicieran sentirse "igual".

No debería importarnos el color de la piel, de pelo, de ojos, el origen racial, el género, la edad, los recursos económicos del otro, y menos en un ámbito educativo, en donde se preparan a los que mañana serán adultos y, que por lo visto, se les sigue enseñando que burlarse de los demás tiene impunidad, está bien y "no pasa nada".

Triste decisión para ejecutarla justo un 8 de marzo, cuando reclamamos un mundo con menos agresión, menos violencia y que el respeto y la igualdad sean estandartes para los jóvenes. Aprender a respetar las diferencias, genera igualdad.

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