jueves, 5 de enero de 2017

Imputabilidad versus demagogia.



El tema no es nuevo. Cada vez que un chico cuya edad esta por debajo de los 16 años comete un delito grave, se genera en la sociedad un tira y afloja entre quienes piden bajar la edad de imputabilidad para procesar a un chico por un delito y entre quienes miran para otro lado,  diciendo que esa no es la solución,  pero tampoco proponen formas o soluciones posibles para tratar la delincuencia juvenil.

Estos chicos, que hoy tienen menos de 16 años, son los que crecieron durante la "década ganada". Son los pseudobeneficiarios de la asignación por hijo, ya que muchos de estos jóvenes están fuera del sistema educativo ( presentar certificado de estudios es uno de los requisitos) y perdieron ese beneficio al dejar de concurrir a la escuela.  Ni hablemos de certificados médicos.

Muchos de esos planes cayeron debido a que los mismos padres no se interesaron en hacerlos acudir a la escuela. Y, evidentemente,  nadie de ninguna institución durante los últimos años, buscó averiguar por qué "Juancito" fue quitado del programa que le otorgaba una pequeña suma de dinero.

Desde 2009, cuando se implementó,  no se enviaron asistentes sociales a los domicilios declarados por los padres de estos chicos para saber si estaban vivos, en qué condiciones se encontraban, ni las razones sobre su deserción escolar. Simplemente dieron de baja el número y siguieron de largo.

Estos chicos, que hoy tienen 12, 13, 14 años, llegan a la edad de 18 enredados en un submundo criminal. Para ellos es natural robar, arrebatarle  a otros lo que fuera (desde nada hasta la vida) y seguir como si nada porque les explicaron claramente sus derechos, pero parece que se olvidaron de sus obligaciones.

Hoy, a raíz de un crimen cometido por un menor, el tema vuelve a reavivar la polémica. Y quienes tienen el deber de legislar, se agarran de los debates para hacer lo que no hicieron durante años. Porque, señoras y señores, salvo excepciones, son los mismos que ocuparon bancas como diputados y senadores desde hace mucho tiempo. Y renuevan sus puestos para no perder sus beneficios. Hoy levantan la bandera para bajar la edad de imputabilidad y, mañana, cuando la memoria se diluya, dirán todo lo contrario porque simplemente queda mas bonito.

Mientras tanto, no hacen nada.  No le ponen el cascabel al gato. No dicen lo que piensan porque no queda "políticamente correcto" pero su inercia hace que todo quede igual.

Mientras unos y otros se pelean porque quien sufrió la pérdida de un ser querido expresa su enojo, su rabia, su dolor y quien está mirando desde otra vereda lo trata de criminal, sintiendo conmiseración por esos chicos "estigmatizados", los políticos hacen que esos chicos sigan en la calle, a la buena de dios, expuestos a drogas y a la muerte.

Mientras deciden que queda mejor,  no hacen, como no hicieron durante mucho tiempo. No se construyeron cárceles,  pero tampoco se invirtió en educación.  No se implementaron soluciones para los pibes que nacieron en hogares dónde la droga, el alcohol y la violencia son moneda corriente.

Se los sigue dejando bajo el cuidado de irresponsables, so pretexto de mantener los lazos biológicos y se los deja ser víctimas de la violencia, expuestos a los excesos y haciéndoles creer que "eso" es "normal". Se dijo que estigmatizaban a estos niños por exigirles responsabilidades escolares y se les permitió que creyeran que estudiar y aprender no era importante.  Y se los estigmatizó el doble, porque a medida que crecieron les faltaron herramientas para poder salir adelante honestamente.

A ellos matar no les importa, porque hay entre nosotros una generación que no cree que exista mañana. Vive hoy, hace hoy, se excede con bebidas y narcóticos porque huye de su realidad y porque sabe que, en ese mundo en el que vive,  la ley de supervivencia grita que las oportunidades las tiene quien dispara primero.

Hoy vemos las consecuencias de todo eso. Del abandono por parte del Estado, que eligió no hacer por tal de quedar bien y huir de una imagen "represora", provocando una anarquía de la cual será muy difícil salir. Ponerle el cascabel al gato es ponerse en el lugar del otro, de todos los otros. Y elegir lo más conveniente para la sociedad, no para ganar la próxima elección.

Si alguien tiene consciencia de que lo que hace está mal, debe pagar su crimen con una condena justa. Deben prepararse a quienes cuiden y controlen que estas se cumplan. Y PREVENIR cuidando que los niños vivan en un ambiente para seguir siendo niños. No para que aprendan a ser criminales.

No hay comentarios:

Publicar un comentario