viernes, 22 de diciembre de 2017

El balance de diciembre.

Me gusta, para estas fechas, agradecer todo lo bueno que me ocurrió durante el año. Y lo otro, también, porque me enseña a superarlo, a saber hasta dónde puedo llegar y cuáles son mis fuerzas.

Debo decir que fue un año particularmente veloz, como si los 365 días que nos antecedieron hubieran pasado más rápido, como en un sueño, y, de repente, estamos a dos días de Nochebuena,  deseándonos todos paz, amor, felicidad.

También que fue un año en que me permití dar un paso y descubrir que aún no es ni tiempo o no era la persona. Y reconocer que en otro momento, hubiera hecho hasta lo imposible por sostener un castillo de naipes en donde la única herida iba a ser yo. Aprendí.  Ya no quiero eso.

Fue un año en donde pude disfrutar de pequeñas cosas simples, sin presiones,  tomar aire, caminar y volver a tomar contacto con una parte de mí que había querido volver a meterse en un rincón.  No se lo permití.  No ME lo permití.  Porque esa parte y yo somos indivisibles. 

Aprendí a llevarme bien con mis demonios, a silenciarlos,  a ponerlos en su lugar y a que salgan cuando yo quiero o los necesito. Y también aprendí a sentarme con mis ángeles y negociar la parte en donde no voy a dejar que me traten como a una boluda .  Buena si, buenuda, nunca más.

Encontré un equilibrio interno y sonreí nuevamente,  escribí,  mucho, decanté con letras todo lo que llevaba por dentro y curé el corazón, el alma, porque leyendo eso que se iba armando me daba cuenta de todas las respuestas que no quería entender y estaban ahí, a la luz del sol.

Quiero agradecer a los nuevos amigos/seguidores/contactos, que se encuentran con una versión mía que quizás no puedan comprender, porque no conocen mi historia. De a poco, quizás, vayan teniendo rasgos de ella. A los que vinieron y se  fueron, también les agradezco porque me permitieron tomar decisiones y plantarme en mis convicciones. A los que no me toleraron, mientras reclamaban tolerancia, también les agradezco el enorme favor que me hicieron, porque me demostraron que no les importaba yo, les importaba que les diera la razón .  A los que vengan, no va a ser fácil, ya se los aclaro.

Gracias a los que están hace años, a los que fueron viendo mi transformación,  a los que me alientan a seguir, a los que se  ríen y lloran conmigo. A los que me bancan y aguantan. Gracias, de todo corazón, por estar otro año más del otro lado de la pantalla compartiendo cosas.

A la vida, gracias enormes, por tener a mis seres queridos conmigo,  por la Salud, el trabajo y la posibilidad de despertar cada mañana, que no es poco, de respirar, de sentir el  sol o la lluvia. De haber llegado hasta aquí y saber que puedo seguir un día más .  Gracias por darme la oportunidad de dar amor, de hacer algo por mi y por alguien más.

Feliz Nochebuena y Navidad a los 166 compañeros de ruta, a los no se cuantos que se perdieron en los caminos virtuales o reales. Brindo por todos, brindemos por quienes aún no han llegado, por lo que llevan sus maletas y aún no terminaron su viaje. Brindo porque tengamos paz y tolerancia y porque vuestros sueños se concreten en el momento exacto.

¡Felicidades!

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