domingo, 1 de abril de 2018

Natacha Jaitt, la pedofilia y la descalificación.



Hace algunos días vengo leyendo en Twitter las publicaciones de Natacha Jaitt sobre el tema de los abusos sexuales a menores, que estalló ahora tras las denuncias realizadas por algunos chicos víctimas de una red de trata y prostitución de menores.

Ayer también miré el programa de Mirtha Legrand, con la idea de que amplíe los escraches publicados en la red del pajarito, ya que se supone que si la invitan es para que hable "en exclusiva". Y confieso que no dijo mucho más de lo que venía leyendo, porque hubieron otros invitados, y la misma conductora, que no la dejaron hablar.

Dentro de todo lo que se escribió, leí desacreditaciones a sus palabras por su condición de "puta y drogona", "por haber perjudicado a una familia", y también ensalzamientos por "sus ovarios" al decir cosas que "todos sabemos", como si de una superheroina se tratara.

Por un lado,me pongo a pensar que está mujer no come vidrio y sabe perfectamente que cualquier acusación infundada puede terminar en un juicio, en el cual puede perder mucho, muchísimo dinero. Por lo cual, pienso, debe tener una base de sustento para tirar, con nombre y apellido, con iniciales y descripción física indudable, con nombre y tarea desarrollada sin margen de dudas, acusaciones tan graves.

Si lo que ella dice es cierto, espero que la justicia actúe (si ella misma no realizó las denuncias,que manifiesta que están hechas, dd oficio) y que todos y cada una de las personas que hayan comprado los servicios sexuales de menores de edad, paguen con la cárcel. Porque ESE es el delito. La PEDOFILIA es la razón de todo esto y no si está mujer está loca, drogada o si ejerce la profesión más antigua del mundo.  (Y quizás por eso, sabe demasiadas cosas).

Coincido con algunas observaciones que leí: cuando Calu Rivero contó que se sintió incómoda con algunas actitudes por parte de Juan Darthés en las grabaciones de una novela, gran parte de las organizaciones defensoras de los derechos de las mujeres, humanos y demás, por poco pidieron la lapidación del actor. ¿Qué ocurre que ante la catarata de denuncias sobre la actividad de pedofilia lanzadas contra personalidades del ambiente artístico, ninguna de estas entidades pide que se investigue si son reales o no?

¿Será que los menores de barrios pobres, de provincias, sin recursos ni dinero, muchas veces en total soledad, no merecen ser defendidos por la sociedad? ¿Será que, al no tener acceso a los medios, nadie se toma el trabajo de hablar por ellos? ¿Y por qué, cuando alguien lo hace, se descalifica por su actividad, su forma de vida, en vez de pedir una investigación sobre esas personalidades?

En lo personal, escucho, leo y espero que alguien del sistema judicial tenga las pelotas o los ovarios para ir a fondo con este tema, que no quede sólo en la red que involucra a un club de fútbol y que vaya más lejos en el tiempo, porque es evidente que esto no empezó ayer, ni hace un año ni hace cinco. Quizás, empezó hace tanto tiempo, que muy difícilmente quede alguien del medio sin resultar salpicado. Por acción, por omisión, o por proteger a alguien cercano.

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